En política, como en la vida, no todas las puertas conducen al éxito. Y eso parece estar descubriendo, a fuerza de desencantos, un grupo de militantes panistas y acelerados de Coatzacoalcos que, en las últimas semanas, han emprendido un peculiar peregrinaje político en busca de la "bendición electoral" de Fernando Yunes Márquez.
El objetivo es claro: asegurar una candidatura para la alcaldía o, en su defecto, una regiduría en el próximo proceso electoral. Sin embargo, lo que parecía una estrategia bien trazada se ha topado con una realidad incómoda: el otrora poderoso "padrino" ya no tiene la influencia de antaño.
Fernando Yunes, figura emblemática del PAN en Veracruz, hoy parece más aislado que nunca dentro de su propio partido.
Los vínculos de la familia con Morena lo han dejado en una posición incómoda dentro del comité estatal del blanquiazul.
Los panistas que acudieron a él en busca de apoyo han salido contrariados de las reuniones, con la sensación de haber tocado una puerta equivocada. Y es que, en el ajedrez político veracruzano del panismo, los Yunes ya no son piezas clave.
Su capacidad de maniobra se ha reducido considerablemente, y sus recomendaciones parecen tener poco peso en las decisiones del partido.
Ante este panorama, hay quienes les han sugerido a los aspirantes de Coatzacoalcos que busquen acercarse a Enrique Cambranis Torres, diputado coordinador de la fracción panista en el Congreso de Veracruz.
Cambranis, con mayor influencia en el comité estatal, podría ser la figura que les abra las puertas que Yunes ya no puede. Pero esta recomendación no deja de ser una señal clara de que los tiempos han cambiado y que los equilibrios de poder dentro del PAN veracruzano se han reconfigurado.
Lo que queda claro es que, en política, las lealtades y los padrinazgos son tan volátiles como el humor de los electores.
Los panistas de Coatzacoalcos, en su afán por asegurar una candidatura, han aprendido a las malas que no todas las sombras protegen del sol. Y que, en este juego, más vale buscar aliados con influencia real que refugiarse en figuras cuyo poder ya es cosa del pasado.
El desfile continuará, pero la pregunta es: ¿encontrarán la puerta correcta antes de que se cierren las candidaturas?
En el complejo tablero político de Veracruz, Movimiento Ciudadano (MC) ha decidido jugar una carta audaz: confrontar directamente a la familia Yunes, una de las dinastías políticas más influyentes en la entidad.
Con un discurso que mezcla crítica, memoria histórica y promesa de renovación, el partido naranja busca capitalizar el desencanto de un electorado que ha visto a los Yunes transitar del PRI al PAN y, finalmente, a Morena.
Jorge Álvarez Máynez, coordinador nacional de MC y aspirante a la presidencia de la República, ha sido el encargado de encabezar esta ofensiva.
A través de un video difundido en redes sociales, Máynez no solo busca recordar a los veracruzanos las alianzas cambiantes de los Yunes, sino también posicionar a su partido como la alternativa fresca y honesta que el estado necesita.
"¡Cansados de las traiciones de los Yunes? ¡Fueron del PRI, del PAN y hoy son de Morena! Veracruz merece algo nuevo", afirma con contundencia.
El mensaje no es casual. Movimiento Ciudadano apuesta a captar a aquellos votantes desilusionados con el panismo tradicional, especialmente después de que los Yunes apoyaran reformas clave impulsadas por Morena en el Senado.
Este giro ha dejado a muchos simpatizantes del PAN en Veracruz sintiéndose traicionados, y MC busca convertirse en el refugio de ese descontento.
Sin embargo, la estrategia de Movimiento Ciudadano no se limita a criticar. Detrás de la confrontación hay una apuesta por construir una narrativa de renovación y cambio, algo que resuena en un estado que ha vivido décadas de dominio priista, panista y ahora morenista.
Aunque esta es solo la primera jugada en un largo proceso electoral, queda claro que Movimiento Ciudadano no llegará a Veracruz con un discurso tibio.
La pregunta es si logrará traducir su retórica en votos y, sobre todo, si podrá mantenerse como una opción viable frente a la maquinaria política de Morena y el desgastado, pero aún resistente, PAN. Por ahora, el partido naranja ha puesto la primera piedra de lo que promete ser una campaña intensa y polarizante.
Ya habíamos comentado que, tras la reciente designación de integrantes de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP), estaba más que muerta.
No pasó mucho para que enseñaran el cobre de sus limitaciones.
La CEAPP sorprendió el fin de semana al gremio con un comunicado que evoca la era del todavía presidiario Javier Duarte.
El exhorto a los periodistas a "portarse bien" y mantener un "comportamiento ético" en lo público y privado resuena inquietante, tras el incidente en el que, presuntamente, un escolta disparó al aire para proteger a una comunicadora en situación de riesgo. Hay otras versiones del hecho.
Periodistas y organismos de comunicadores confrontaron la imprudente redacción donde, tras un hecho particular, se generaliza la labor de los periodistas en Veracruz.
Ya habíamos dicho que el periodismo militante que han ejercido, en los últimos años, quienes integran parte de esta comisión, sería una limitante para cumplir precisamente con la labor de proteger los intereses de los comunicadores en el estado.
Veracruz es uno de los estados más peligrosos para periodistas en México; hoy queda claro que se está más que en la indefensión.
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