Las enseñanzas de Don Jesús Reyes Heroles continúan dando iluminación al camino político de la comunidad que transita por la ruta del quehacer público y de las instituciones.
El político tuxpeño y veracruzano platicaba, y decía a sus amigos, colaboradores y cercanos -así contaba Don Alberto Arango de la Huerta (qepd) en una charla en la que estaba mi amigo, jefe de trabajo y compadre Jorge Javier Pabello Olmo,- y que el ilustre político e ideólogo sostenía que "la lealtad en la política no se compra en la botica ni en las tiendas".
Y justamente entre 1997 y el 2000 mi entrañable Padre Don José Luis Enríquez González comentaba con sus atinadas recomendaciones y momentos aleccionadores que me solía brindar, "que la lealtad en política está en el ADN de las personas, y se manifiestan a través de los valores y principios que se aprenden desde el hogar y la familia, y con los amigos de verdad".
En este momento de una especie de obscuridad que parecen estar enfrentando diversos sectores y actores en Veracruz desde los partidos políticos, marca una nueva etapa de nuestra historia,- y creo,- demanda sensibilidad y mayor reflexión, que alumbre el camino que transforme con toda legalidad la vida institucional y para lograrlo, es tarea colectiva y colegiada, y no de uno solo.
Inicié citando a Don Jesús Reyes Heroles en reconocimiento a que hay lecciones del pasado que además de resultar punto de partida son adaptables a casi todas las variables de nuevos tiempos, con la flexibilidad y las condiciones para cambiar y ser mejores.
Y es que en el pasado así lo vislumbraron quienes lucharon en la vida política de Veracruz y México para hacer realidad sus pensamientos, y convertirlos en masa y energía, diría Albert Einstein en su más histórica "ecuación" y esto nos lleva a evitar perder de vista que en las elecciones la ecuación es simple; "sumar y multiplicar, y restar para dividir".
También creo que la lealtad no se vende en las farmacias, pero también, que los talentos se mezclan entre el ADN y el trabajo diario superando entornos, y a veces con una alta complejidad llamada envidia, "pero aunque la envidia tenga el sueño muy ligero y poco duerma, ésta no es eterna".
Todos los partidos políticos deben evitar transitar por el camino de palancas y herencias, y pasar a la autopista en donde se reconocen las capacidades, talentos y esfuerzos sociales, pues es ahí en donde radica el único vehículo para tratar de hacer política con humildad y lealtad, y la emoción para el servicio, y este sentimiento nace desde muy joven a través de actividades sociales, culturales, deportivas y recreativas que van creciendo y desarrollándose.
El amor por México y nuestra tierra veracruzana se nos inculcaron a muchos de mi generación desde el entorno familiar, y por ello observo el acontecer en algunos partidos en donde me parece que prevalece más el capricho por encima de la disciplina y la determinación por armonizar las voluntades, respetando ópticas individuales.
Los políticos hechos en el horno de microondas hacen políticas públicas desechables y podría ser perjudicial para la sociedad en su conjunto.
¡ES CUANTO!