Un derrame cerebral ocurre cuando el flujo de sangre a una zona del cerebro se bloquea, derivando en el daño o destrucción de células en el mismo. El riesgo de padecerlo aumenta con la edad, y también puede influir si alguien de tu familia lo ha presentado.
Los derrames cerebrales pueden causar daños cerebrales graves y problemas a largo plazo, incluso discapacidad, en adultos, como dificultad o pérdida de movilidad, control de emociones, problemas de memoria, visión y en casos más extremos la muerte.
Otros factores de riesgo están relacionados directamente con el estilo de vida: esto es si la persona lleva hábitos poco saludables como no hacer suficiente actividad física, consumir sustancias dañinas, o si se padece de diabetes, obesidad, colesterol alto o problemas en el corazón.
La presión arterial alta es el mayor factor de riesgo, pero tiene la particularidad de no presentar señales ni síntomas; por ello, es importante verificar frecuentemente tu presión arterial, ya sea en casa o consultando a tu médico.
Por lo general, el derrame cerebral ocurre repentinamente, pero también puede extenderse por horas, incluso días. Algunos síntomas del cuerpo de que podrías estar sufriendo un derrame cerebral son los siguientes:
Las señales más comunes de un derrame cerebral son descritas en inglés mediante las siglas FAST (“rápido”), para promover una cultura de acción inmediata si se padece o si alguien comienza a padecer uno:
Si tú o alguien más presenta señales de estar sufriendo un derrame cerebral repentinamente, es vital llamar al número de emergencia 911 de inmediato, pues se trata de una urgencia médica, y las probabilidades de sobrevivir sólo pueden aumentar si se atiende prontamente.
También considera llevar un estilo de vida saludable y realizarte chequeos médicos, en especial los relacionados con la presión arterial, los niveles de colesterol, la diabetes y enfermedades del corazón, para disminuir considerablemente el riesgo de padecer un derrame cerebral.