En medio del evidente calentamiento global, la falta de agua alcanza a las poblaciones. Veracruz, a pesar de ser uno de los estados con más escurrimiento de agua en el país, con gran riqueza natural, padece ya la escasez del líquido vital.
En este escenario se nota una realidad que logra espantar y preocupar a propios y extraños: los ríos se están secando.
La situación es alarmante porque parece ir más allá de la seca que, por cuestiones de ciclos naturales y estiaje, suele ocurrir una vez al año. Fotografías evidencian el caudal que ha disminuido año tras año, y eso ya no es normal.
En la región de la capital veracruzana donde, por cierto, más de la mitad del agua es traída desde el vecino estado de Puebla, habitantes, sociedad civil organizada y comunidad científica ha alertado sobre la disminución de caudal de ríos como Pixquiac, Cosautlán y Sedeño.
A estos acuíferos se suman otros en el estado y en el país.
En la zona centro del estado, por ejemplo, y donde se encuentra la montaña más alta del país, el Citlaltépetl, mejor conocida como “Pico de Orizaba”, que comparte con el estado de Puebla, padece ya una evidente falta de agua.
Esto causó alarma entre la población, luego de que las autoridades informaran que no había ni para tandeos.
En la zona norte de Veracruz la situación de calor y de sequía es aún más marcada, como incluso ha advertido el Monitor de Sequía de México y como puede observarse en el río Pánuco y otros caudales.
El hecho afecta también al sur de la entidad, refiere en entrevista para IMAGEN DEL GOLFO Emilio Rodríguez Almazán, integrante de La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA).
Factores como el privilegio hacia las distintas industrias, otorgando un sinfín de concesiones, y sin perder de vista que todas las industrias utilizan una gran cantidad de agua, traducida en miles de millones de litros, de metros cúbicos; así como la falta de políticas públicas que privilegien el medio ambiente como cuna esencial de la biodiversidad, en medio de un innegable calentamiento global, se reflejan no solo en la época de estiaje, sino en la pérdida de nivel de los ríos que, incluso, se ha evidenciado con fotografías comparativas de años anteriores con la época actual, expuso el defensor del medio ambiente y el territorio.
En torno a las concesiones otorgadas para uso del agua, Emilio Rodríguez advirtió que “de las concesiones existentes, el régimen actual de concesiones favorece que no exista claridad de quién tiene las concesiones y cuánta agua representan, esto además de las tomas clandestinas, lo cual resulta un tema severo y acelerado por la corrupción”.
El tema va más allá de la deforestación, que es también un evidente factor de pérdida de agua, junto con el exceso de población y el desmedido consumismo.
En este contexto, Emilio Rodríguez hizo hincapié en que “ya es evidente, de manera alarmante, en nuestra micro región, el cambio climático”.
“El efecto fenómeno que estamos sufriendo de la sequía de los ríos, es resultado de las políticas públicas que gobiernos locales, estatales, nacionales e internacionales han estado siguiendo en materia ambiental”, resaltó al referirse a las políticas de devastación y desmedido consumo de recursos naturales.
La situación es preocupante, incluso para estados ricos en biodiversidad como Veracruz, y particularmente para la región capital del estado. En la zona de Xalapa, Coatepec, la seca de afluentes y falta de agua se ve reflejada en los tandeos del servicio de agua, así como en la escasez del líquido vital para diversos sectores de la sociedad.
“Es importante reconocer que es un problema que no es reciente, es un tema que se ha venido acelerando año con año, y que no se ha atendido de manera adecuada”, destacó Emilio Rodríguez Almazán.
Detalló que las leyes internacionales en materia de derechos humanos y participación ciudadana defienden lo que varias organizaciones civiles han estado realizando para incidir en esta problemática.
y es que “la participación de las y los ciudadanos es un elemento clave para resolver las problemáticas ambientales, y es una obligación de las autoridades incluir mecanismos de participación para resolver estos problemas”.
“No existe presupuesto que alcance para resolver los problemas que enfrentamos”, por el contrario, se prolonga el problema que tiene que atenderse desde diversos ángulos y privilegiando la prevalencia y suficiencia de los recursos naturales, apuntó.
El problema no se va a resolver de la noche a la mañana, “y menos si no se incluye de manera adecuada la participación ciudadana y se obliga a las empresas y a los sectores que más consumen, a tener otro tipo de consumo y a pagar más por ese líquido”.
Pero además de los ríos, se está saqueando el agua de manantiales y, en la época en la que ya falta el agua, se ha dado desde hace ya algunos años, el robo del líquido a través de pipas, lo que incluso ha sido llamado coloquialmente como “huachicoleo del agua”.
En la región capital del estado de Veracruz, inmersa en montaña y bosque mesófilo, hay una gran pérdida de vegetación y de bosque, así como de agua, esto a pesar de que, aún en medio del calentamiento global, llueve de manera importante al año, pero esa agua se pierde, deploró.
“Está también el tema de los manantiales, recordemos que Xalapa tiene agua por todas partes, llueve mucha agua al año y brota mucha agua al año.
“Entonces es verdaderamente vergonzoso que no exista en nuestra capital una política adecuada de agua, que fluya con este privilegio ecosistémico que tenemos que es de agua abundante en temporada de lluvias, y muchos manantiales”.
En cuanto a los manantiales, refirió que la propia sociedad ha denunciado que son canalizados a los drenajes cuando se instalan obras públicas, “y los manantiales históricos que conocemos en los sitios de la capital, se van al drenaje”,
“No tenemos agua porque las autoridades no permiten la participación ciudadana y simplemente prolongan el problema convirtiéndolo en un negocio para unas cuantas empresas”.
Recuperar la sabiduría ancestral es esencial en una era en la que la escasez del agua nos ha alcanzado.
Los métodos de captación de agua han sido parte de la sabiduría de los pueblos originarios, desde la construcción de ollas en la tierra, como lo hacían los mayas, hasta los acueductos en diversos sitios y ciudades.
Lograr captar el agua que cae del cielo es fundamental para impedir que el líquido que regala la lluvia, se vaya al drenaje. Sí, la mayor parte del agua que llueve en las ciudades se va directo al drenaje.
Aunque los gobiernos hablan de costos elevados para captar agua de lluvia, es más caro perder el agua, advierte el ambientalista y defensor del territorio y derechos humanos.
El tema puede comenzar a atenderse de la mano con políticas públicas relacionadas, por ejemplo, con las construcciones inmobiliarias, así como con cultura social.
Emilio Rodríguez Almazán recordó que, por ejemplo, en Xalapa anteriormente las casas se construían con techo de teja, la cual daba caída al agua que iba directo a un tubo colocado en las mismas viviendas, esto, dando una adecuada caída, lograba llegar hasta un tambo o piletas para almacenar el agua de lluvia.
El problema es que actualmente, las empresas inmobiliarias no contemplan en la modernidad del concreto, la sustentabilidad y captación del agua.
Si hay tubería para captar el agua de lluvia las bajantes se dirigen a los drenajes, tirando así, al caño, toda el agua que cae, advirtió.
“Existen alternativas, existen formas de acercar tecnologías adecuadas a la sociedad, que permitan captar al menos un poco de agua, almacenarla de manera adecuada y hacer un uso eficiente, y que esto signifique tener mejores condiciones de acceso al agua, sobre todo en temporada de lluvias, y más ahora que estamos muy preocupados porque no alcanza el agua”.
Para enfrentar la escasez del agua es fundamental trabajar, tomando en serio y creando una adecuada cultura del medio ambiente, el cuidado a la naturaleza, a la biodiversidad, a los recursos naturales.
Esto debe ir, indiscutiblemente, de la mano con políticas públicas adecuadas y con acciones ciudadanas que sin excusa deben comenzar en los hogares y reflejarse en la participación.
Sólo así podría irse frenando el deterioro ambiental, y se logrará aprovechar el agua que cae y hacer un uso adecuado de la poca agua que hay.
El tema es grave y no se resolverá de la noche a la mañana, pero urge comenzar a atenderse, reiteró en entrevista el defensor del medio ambiente y el territorio, y derechos humanos, Emilio Rodríguez Almazán.