En las últimas horas se ha vuelto tendencia, el aumento en la propagación del virus de gripe aviar H5N1, esto tras una reciente expedición científica en la Antártida, en la que investigadores detectaron esta enfermedad en pingüinos.
El hallazgo encendió alertas entre la comunidad científica sobre el riesgo que enfrentarían algunas especies en peligro de extinción que habitan el continente austral.
Las muestras fueron obtenidas en trece sitios de reproducción a lo largo de la península Antártica y la costa occidental del continente blanco.
En febrero pasado se confirmó por primera vez un tipo mortal de gripe aviar en la Antártida, según dijo entonces el español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en muestras de aves marinas skúas muertas, lo que ya había levantado alarma por el riesgo potencial para las enormes colonias de pingüinos.
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El mortífero virus se ha propagado con más agresividad que nunca entre las aves silvestres y los mamíferos marinos desde su llegada a Sudamérica en 2022, alertan científicos.
La gripe aviar es una enfermedad ocasionada por virus de la familia Orthomyxoviridae, (H5N1, H5N3, H5N8, etc.) que suelen infectar a aves silvestres y de corral, como las gallinas. En los últimos años se han registrado brotes en América y Europa. Según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, entre el 3 de diciembre de 2022 y el 1 de marzo de 2023, se notificó en Europa el virus de la influenza aviar altamente patógena que afectó 24 países, entre ellos España.
La gripe aviar afecta principalmente a las aves, pero puede transmitirse a humanos, especialmente a trabajadores avícolas o personas en contacto con aves infectadas o con superficies contaminadas. Por lo que este virus no se adquiere por alimentos, sino por su manipulación.
La transmisión de los virus de gripe aviar de una persona infectada a otra es muy poco frecuente, aún así, es oportuno recordar las medidas de higiene como el lavado de manos y la correcta manipulación de aves. Sobre todo, evitar el contacto con aves silvestres, y en caso de encontrarse algún ejemplar enfermo o muerto, comunicarlo en el menor tiempo posible a las autoridades veterinarias para proceder a su retirada y análisis.
Los signos clínicos de la gripe aviar son variables y dependen de la virulencia del virus y de las especies afectadas. Ninguno de los signos clínicos de la enfermedad puede considerarse específico de la misma. El periodo de incubación es de 2 días, seguido de una alta mortalidad que se produce entre los 3 y 5 días. En la mayoría de las ocasiones, cuando la muerte de los animales se produce en los primeros días, no es posible encontrar en el estudio del cadáver lesiones visibles. Las lesiones más frecuentemente descritas son: congestión pulmonar, hemorragias y retención de líquidos. El resto de órganos y tejidos tienen una apariencia normal.
La principal vía para detectar el patógeno es que las personas que trabajan con aves silvestres y en la cadena avícola estén alerta ante la aparición de síntomas como fiebre, tos o dificultades para respirar.
Tras la pandemia por Covid 19, el mundo vive un riesgo latente ante la expansión de otros virus, por lo que científicos y expertos, recomiendan seguir manteniendo las medidas de higiene, así como la atención médica oportuna antes de automedicarse, además de portar cubrebocas en espacios cerrados.