El Trece fatídico. La superstición que rodea al 13 están persistente, que algunos sitios turísticos continúan omitiendo la puerta número 13 en sus estancias de descanso.
Antes, en diversas jurisdicciones locales nunca designaban el 13 en la numeración de las calles, y bastantes anfitriones evitaban organizar una cena de 13 individuos. Se acepta ampliamente que el temor hacia el 13 _o Triskaidekafobia _ procede de la última cena, en que se muestra a la derecha, en un fresco de Andrea del castagno, a Judas el traidor, como el decimotercer comensal de esta Pascua de mal Agüero.
También se dice que el viernes 13 se considera especialmente fatídico porque Cristo fue crucificado en viernes. otra fuente de Triskaidekafobia, menos conocida, pero probablemente válida; tiene que ver con la Diosa escandinava Freya, a la que el viernes debe su nombre anglosajón (friday). Para esta divinidad tanto el viernes como el 13 eran sagrados. Los primeros Misioneros cristianos qué combatieron el paganismo _en particular el enraizado en una tradición matriarcal _, mostraron una especial aversión hacia la mayor de las diosas escandinavas , y como consecuencia , hacia su día y su número.
No obstante, el odio por el 13 no es exclusivo de las culturas cristianas. Incluso los escandinavos fueron especiales al respecto. Hay un mito en su tradición acerca de 12 dioses que organizaron un banquete y olvidaron invitar a Loki, el dios de la malicia.
La malvada divinidad _ el decimotercer invitado _ irrumpió en la fiesta y les gastó una broma que costó la vida de uno de ellos. En un mito griego muy similar, los 12 olimpos celebraron un banquete en el que no contaron con Eris, diosa de la discordia. Quien despechada, arrojó a los comensales una manzana de oro con la inscripción 《a la más hermosa》Según narra la leyenda, la discusión para dilucidar que diosa merecía el premio, condujo finalmente a la guerra de Troya.
Los numerólogo de la antigüedad sentían cierto desdén por el 13, porque seguía el 12, el cual se asociaba a la finalización. De ahí que el 13 fuera el número que nadie quería ni necesitaba, el que significaba la ruptura de los límites oportunos. En la antigua Roma, como en algunas sectas de la India se creía que el Trece traía mala suerte.
Sin embargo su mala reputación no es universal. En la tradición hebrea es un número propicio y posee una importancia divina para algunas tribus indias de América Central. Además algunos numerologos cristianos mostraron buena disposición hacia el número, y argumentaron que la trinidad y los diez mandamientos sumaban 13. Igual que Cristo y los 12 apóstoles