Ante el ausentismo de los diputados locales en las comparecencias de los secretarios del gabinete estatal, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Juan Javier Gómez Cazarín, declaró: el formato podría cambiar para que esos ejercicios de rendición de cuentas sean de asistencia obligada para los legisladores veracruzanos.
Es lamentable, pero en su mayoría, los diputados no han destacado por sus cuestionamientos, ni por el interés por aclarar los temas y el trabajo del Poder Ejecutivo, sino por su escasa participación.
Ganan bien, pero trabajan poco y cuando se les requiere para que acudan a participar en este tipo de actos, simplemente desaparecen; algunas comparecencias sólo han contado con la asistencia de 3 o 4 diputados, además de los integrantes de las comisiones correspondientes.
Bastó acudir al Congreso en estas fechas para ver las butacas destinadas a los legisladores locales están semivacías; o son ocupadas por funcionarios del gobierno o del Congreso, pero no por quienes, como representantes populares, tienen la posibilidad de cuestionar o preguntar a los funcionarios sobre temas de la agenda pública.
Por ello tiene razón el diputado Gómez Cazarín: sólo una enfermedad o una comisión o encargo importante justifican la inasistencia de los legisladores locales.
Por supuesto, hay honrosas excepciones pero en su mayoría los diputados veracruzanos son caros y poco productivos. Antes se les criticaba y exhibía con el mote de “levantadedos”; hoy ni siquiera llegan a eso.
El gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, adelantó que no se contempla destinar elementos de seguridad a los candidatos que participarán en el proceso 2023-2024.
El mandatario estatal fue enfático al señalar que los aspirantes a cargos de elección popular recibirán el mismo trato que cualquier otro ciudadano veracruzano.
En pocas palabras, que no habrá trato especial para nadie, aunque adelantó que el tema será analizado.
García Jiménez puntualizó que ningún aspirante o precandidato ha solicitado hasta hoy que se le destinen elementos o vigilancia extraordinaria.
Lo que dice el ejecutivo es que en Veracruz se ha logrado bajar a niveles mínimos los casos de homicidio doloso; y que la entidad es hoy un punto seguro en la geografía nacional.
Las estadísticas oficiales, basadas en las carpetas de investigación de la fiscalía estatal, indican que, en efecto, el homicidio doloso y el secuestro son delitos cuya incidencia ha bajado en la entidad.
Tal vez por ello confía en que no habrá amenazas o atentados contra los políticos que aspiran a cargos de elección popular.
El tema, sin embargo, como lo dejó en claro el ejecutivo, será analizado; porque si hubiera algún caso en que existan señales que hagan suponer un riesgo para algún aspirante, sin importar el partido que le abandere, el gobierno tendría la obligación de garantizar un proceso sin violencia.
Esperemos que la fiesta electoral se desarrolle en paz; y que los candidatos puedan caminar sin peligro por Veracruz, aunque la experiencia de las últimas décadas nos dice que el riesgo no ha dejado de estar presente para la clase política estatal.