¡Ah caray, paisanos y paisanas! Ahora resulta que la familia Yunes está de vuelta y envuelta en un escándalo que ayer reventó todas las redes sociales y los puso trending topic, y no por cualquier tontería, sino por un agarrón de esos que parecen más un “teléfono descompuesto” que una decisión política seria.
El Don Miguel Ángel “Canelo” Yunes Linares, con su cara de “no me he doblado ni me doblaré”, sube al ring del Senado en pleno show, mientras su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, de repente agarra "un catarro" que lo manda a licencia, dizque por problemas de salud.
Ya me imagino la escena: el buen Yunes Jr. en la camita, con el termómetro en la boca, viendo cómo su jefe sube a pelear la batalla que él “no pudo” librar. Pero, ¿saben qué? Esto huele a chile quemado, porque aquí el “problema de salud” es más bien un dolorcito de cabeza provocado por las denuncias penales que le caen a la familia entera.
¿Qué casualidad, no? En cuanto se pone caliente la cosa con la Reforma Judicial, ¡pum! Licencia médica para el chamaco. Y claro, entra en acción el papá, Yunes Linares, para dar la cara y, según él, tratar de poner a todos en su lugar.
Lo que sí me hizo soltar la carcajada fue el enfrentamiento con Marko Cortés, ese señor que parece más preocupado por ver si tiene el saco bien planchado que por lo que pasa en su propio partido.
Ahí, en la tribuna, nativo de Soledad de Doblado le soltó: "No nos hemos doblado ante nadie". Y yo me pregunto, ¿en serio? Porque por lo visto, el que andaba más encorvado que palmera en huracán era Yunes Márquez, escondido quién sabe dónde, mientras el papá sacaba el pecho.
Pero no se engañen, raza. Esto no es más que un teatro bien montado, con gritos de "¡traidor!" y toda la parafernalia digna de una telenovela de las nueve de la noche.
Morena necesita 86 votos para pasar la Reforma Judicial, y, ¿qué creen? Con Yunes Linares en el Senado, ese último voto podría caer más fácil que un tamalito de elote en el desayuno. ¡Qué coincidencia, caray!
Marko Cortés se aventó el discurso casi invocando a los dioses del PAN, diciendo que Yunes Márquez estaba a tiempo de convertirse en héroe o traidor. Yo digo, Marko, ¡bájale dos rayitas! Si aquí el héroe ya tiene rato que se quedó sin capa y sin superpoderes, al menos hasta ayer por la tarde-noche.
Pero lo que sí me dejó con el ojo cuadrado fue cuando Yunes Linares se aventó la frase: "A la familia Yunes nadie la ha doblegado". ¡Qué manera de echarse flores, señores! Si ni falta hace que los dobleguen, porque ellos solitos saben cómo moverse entre las aguas turbias de la política.
Mientras tanto, allá en el cafecito de la esquina, los jarochos de a pie seguimos preguntándonos qué fue primero: ¿la licencia médica o las amenazas? Porque lo cierto es que en esta película de suspenso político, el final parece más cantado que el jolgorio de carnaval.
Y aunque se peleen y se avienten monedas como Judas, como lo hizo Lily Téllez a Miguel Ángel padre, al final, los que pierden somos los mismos de siempre.
¿O me van a decir que alguien cree que el pleito de hoy en el Senado va a cambiar algo para el pueblo veracruzano?
Eso sí, el show estuvo bueno, con Yunes Linares subiendo al cuadrilátero como si de un round de box se tratara. No faltaron los golpes bajos y las amenazas veladas. Pero, ¿saben qué? Lo que realmente necesitamos en Veracruz no es más pleito político ni licencias a modo.
Necesitamos políticos que de verdad se pongan a chambear por el bienestar de todos y no solo a cuidar el pellejo de sus familias.
Así que, mientras nos seguimos entreteniendo con este culebrón, aquí seguiremos en el puerto, entre la brisa y el calorcito, esperando a ver qué sigue.
Porque con la política, señoras y señores, nunca se sabe si el próximo capítulo va a ser de drama, comedia o, como en este caso, de tragicomedia. ¡Viva Veracruz! Y que Dios nos agarre confesados con tanto show político.
Ayer por lo pronto a las 4 de la tarde con 29 minutos se suspendía la sesión momentáneamente al decretarse “invasión de cancha” en el salón de Sesiones del Senado.