El PVEM, su cochinero y sus candidatos impresentables

En los últimos días, el Partido Verde Ecologista de México ha sido objeto de fuertes críticas debido a su controvertido proceso interno para la selección de candidatos a las alcaldías.

A pesar de su alianza con la Cuarta Transformación, sus listas incluyen a varios personajes de dudosa reputación, cuya presencia podría convertirse en un peso muerto más que en un activo electoral. Incluso la lucha por designar candidaturas y mantener a sus afines por razones más allá de lo político, ha desatado jaloneos que incluso ponen en riesgo la alianza de la 4T en todos los sentidos.

Uno de estos casos es emblemático, y es el de Celestino Rivera Hernández, quien será postulado por el PVEM como candidato a la alcaldía de Tempoal. Su historial es alarmante: ha enfrentado señalamientos por abuso sexual contra un menor de edad de origen indígena. Nota que ya le ha dado la vuelta al mundo.

Aunque legalmente no está impedido para buscar un nuevo cargo, la pregunta es: ¿realmente el Partido Verde quiere ser asociado con este tipo de perfiles?

Otro ejemplo es el de Elsa Méndez Ibarra, designada como "promotora de la transformación verde" en Soledad de Doblado. Su trayectoria política resulta, por decir lo menos, contradictoria. En 2024, trabajó activamente en las campañas de la oposición, promoviendo el voto a favor de Miguel Ángel Yunes para el Senado y de José Francisco Yunes para la gubernatura; ambos, adversarios de la actual gobernadora Rocío Nahle.

Más aún, en 2021 Elsa Méndez compitió por la alcaldía con Movimiento Ciudadano, enfrentando a la candidata de la coalición MORENA-PVEM-PT, Arantxa Zamitiz.

Los cuestionamientos no terminan ahí. Méndez Ibarra proviene de un grupo político vinculado al control caciquil del municipio, y su esposo, Enedino Utrera Ortega, es señalado por presuntos vínculos con grupos de dudosa reputación en la zona.

A lo anterior se suma el antecedente de un familiar muy cercano que purgó una condena de más de cinco años en Puebla por el delito de homicidio.

Frente a este panorama, la postulación de candidatos con antecedentes problemáticos está generando inconformidad dentro de la propia alianza oficialista.

Hechos como estos evidencian la falta de respeto de sus dirigentes Edgar Herrera y Marcelo Ramírez que no demuestran más que ambición y desaseo político sin importar preservar principios en la selección interna de su partido.

Y es que, en Soledad de Doblado, por ejemplo, han surgido voces que exigen que la coalición de la 4T reconsidere su estrategia y postule perfiles más confiables. De lo contrario, la asociación con el Partido Verde va a representar no un beneficio, sino un riesgo político para Morena y sus aliados.

En este lugar, por cierto, circulan versiones que apuntan a una transacción con las altas esferas del partido en la entidad: cinco millones de pesos a cambio de la postulación. Lo dicho. La ambición otra vez, que incluso en otros escenarios han provocado hasta violentos cobros de facturas.  Y si no se cree, solo hay que voltear a ver el caso del diputado federal, Benito Aguas asesinado el 9 de diciembre pasado en Zongolica.

Es un tema que Morena debe investigar porque podría significar un alto riesgo, no sólo por el desprecio a la militancia, a quienes han trabajado por años para consolidar el Movimiento, sino por la asociación con un grupo que representa las peores prácticas políticas y caciquiles en Soledad de Doblado y la región.

La pregunta sigue en el aire: ¿Hasta dónde está dispuesto a ceder el PVEM en su ambición electoral antes de convertirse en un lastre para la 4T en Veracruz?