Café Jarocho

La pelea entre la titular de la Secretaría de Energía, Norma Rocío Nahle, y el secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos es real y como ambos se conocen a fondo tienen armas ocultas que las van a empezar a disparar a través de los medios en este inicio de la contienda electoral por la gubernatura del estado de Veracruz. 

El error de Nahle García es tener incrustado a un medio hermano del “Bola 8” Henry Vera Burgos en su cuestionada área financiera de la dependencia federal ya que conoce perfectamente los turbios manejos de los dineros públicos que se han realizado y en cualquier momento podría destapar la cloaca y esa ha sido la estrategia del obligado silencio que tiene en contra de su única madrina política y que la vuelve a utilizar de la misma forma con el gobernador Cuitláhuac García, al que lo ha convertido en su cómplice en sus relaciones con organismos que operan al margen de la ley y en el compromiso que supuestamente existe con el exgobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, avalado por una suma multimillonaria donde el funcionario estatal, que se asegura en todos los medios y oficinas gubernamentales que  ha desplazado en el poder y en el recurso público al gobernante. Cumple con su misión al igual que el gobernador García Jiménez cuidar hasta la ignominia que el millonario clan familiar yunista esté protegido de cualquier denuncia que exista en contra de ellos. 

Es una guerra donde no existe ningún respeto y ninguna noma de elemental ética que empezará a desatarse en cuanto se inicie el proceso de las encuestas, donde se define quien será el sucesor(a) del entumecido ingeniero electricista García Jiménez. 

Ha sido una norma corriente que la gran mayoría de los funcionarios(as) que recomienda la funcionaria federal zacatecana se le voltean, son tantas que sería necesario una edición especial para nombrarlas. 

Lo que se olvida a la mayoría de los servidores públicos de nivel federal o estatal es que el poder que poseen es prestado y hay que devolverlo.  

Se llegó el momento crucial cuando aparecen las denuncias y los burócratas de bajo nivel se desquitan de sus superiores de los malos tratos, humillaciones sufridas y tener que aceptar los descarados acosos ante el temor de perder el trabajo.  

Es una rebelión muy esperada no sólo por los burócratas de abajo, también de la mayoría ciudadana que les exige a los periodistas que llegó la oportunidad esperada de actuar para la reivindicación y que sean dadas a conocer todos los atropellos sufridos y que sean exhibidos los múltiples actos de corrupción que han afectado las finanzas públicas del estado con los dineros que le pertenecen el pueblo de Veracruz.  

Para los periodistas jarochos quisieran que hubiera un periódico como el Alarma que exhibía de una manera abierta a estos altos funcionarios que se sentían intocables y aparecían hasta con sus fotografías donde ellos no posaban y no eran gráficas poco agradables para sus protagonistas.

Nadie se esperaba que Javier Herrera Borunda se bajara de la contienda y de esta manera demostrar que no posee los atributos de arrojo e inteligencia política de su padre.

Se trata de otra generación que sólo busca acomodarse sin importar la forma de hacerlo, haciendo a un lado sus propias ideologías y las supuestas herencias que tienen. Son los que no empezaron de abajo sino que ya nacieron con todo resuelto.