Vivir plenamente en libertad, que nos traten en igualdad, alejadas de la violencia, de la denostación social, de los impedimentos para triunfar, de los señalamientos hirientes que tratan de destruir nuestro impulso de salir a la vida pública y lograr el éxito, de las zancadillas que nos propinan diariamente en nuestro entorno cotidiano para hacernos fracasar, evitar que nos maten, lograr que nos escuchen…este es el verdadero significado del 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer.
Hablar de feminismo es aún tabú en la sociedad, las y los conservadores, que más bien les definiríamos como dinosaurios de la cultura patriarcal consideran agresiva la palabra, no es aceptable que una mujer se autodenomine feminista, ellas tratan de evitar el término, cuando se atreven a mencionarlo, bajan el tono de voz pretendiendo que no se escuche, se sonrojan y esbozan una sonrisa nerviosa.
El feminismo no riñe con la femineidad, ser feminista implica conocimiento de la historia de la mujer y su evolución social, ser feminista es alzar la voz para que nadie pisotee nuestra capacidad intelectual, para que nadie haga mofa de nuestra inteligencia, ser feminista es exigir que nuestra palabra sea tomada con seriedad.
Cuando una mujer hace presencia importante en la vida pública, de manera automática se activan las críticas en su contra, se investiga cabalmente sus antecedentes públicos y privados para denostarla.
En los foros académicos, en los artículos de opinión, en algunos discursos políticos, en los posicionamientos de los colectivos feministas se habla de sororidad, de compañerismo, de formar un gran equipo de mujeres para embestir la oleada de violencia en contra de nosotras…
En plena segunda década del siglo XXI seguimos en la lucha del respeto de los derechos humanos de la mujer.
A nadie le conviene que la mujer se posicione en el lugar social que por siglos nos fue restringido, inclusive a muchas mujeres no les beneficia…¡qué fuerte!, tenemos a la enemiga en casa.
Es muy romántico decir que debemos creer que por el solo hecho de ser mujer nos identifica las unas a las otras como un gran equipo y que nos vamos a apoyar recíprocamente para lograr nuestros proyectos y que por el solo hecho de ser mujer vamos a celebrar el triunfo de la otra y cuando llegamos a creerlo, nos llevamos grandes decepciones pues hemos sido traicionadas.
Esto sin embargo, no debe entenderse como una reflexión fatalista o que estemos en contra de nuestras congéneres o que de a tiro nos sintamos en un callejón sin salida y veamos que la revolución feminista ha sido un fracaso, tiene un sentido lógico, el ser humano por naturaleza es egoísta, antepone el interés propio al ajeno, lo que suele acarrear un perjuicio a las demás personas y ante eso lo único que nos queda es salir de nuestra burbuja de confort y mirar alrededor lo que verdaderamente sucede con las mujeres hoy en día.
¡Las mujeres no estamos solas! Es verdad, estamos acompañadas de madres, hermanas, hijas, nietas, sobrinas y muchas más féminas que tienen nuestro cariño, que les deseamos triunfo en la vida, el respeto de sus derechos y gozar de la garantía que nadie las matará por el solo hecho de ser mujer.
Si alguna lectora se identifica con estos anhelos, sentimos mucho decirle que es usted feminista y que debe congeniar totalmente con la lucha feminista. No podemos vivir desde la crítica a las demás mujeres o pretender que no vemos lo que les sucede y decir que en tal o cual sentido no nos representan.
Es muy fácil hablar a favor la igualdad sustantiva, de la equidad de género en las oportunidades en la vida pública, de los derechos políticos de las mujeres, de la eliminación de la discriminación y la violencia en contra de ellas, pero todo de dientes para afuera. No es admisible, que hoy en día seamos indiferentes ante la violencia que nos embate diariamente y que demos valor preponderante a un bien inmueble, que al sufrimiento de un ser humano.
Basta de dobles caras, basta de discursos de odio, basta de expresar sentimientos de repudio hacia personas que en su vida han conocido y que tampoco tienen idea de la lucha que enfrentan en contra de la impunidad, en contra de la realidad de tener un hijo o hija muerta o desaparecida, ser abusadas sexualmente, víctimas de feminicidio, enfrentar discriminación por pertenecer al grupo de diversidad sexogenérica, a una comunidad indígena, por ser migrantes o refugiadas o sujetas de violencia en cualquiera de sus expresiones familiar, laboral, sexual, política, entre otras.
Rectifiquemos el camino, aún estamos a tiempo, deconstruyamos nuestra esencia como seres humanos, dejemos el egoísmo y la indolencia a un lado, hagamos valer nuestra mayoría estadística en la humanidad, demostremos nuestra habilidad para llegar a acuerdos, demostremos nuestra capacidad de administración y liderazgo de la misma manera que lo hacemos al interior de nuestras familias…ahora desde la trinchera pública, sin la competencia que destruye y lacera la dignidad humana.
El #8M es el día que a nivel mundial en todas las latitudes de manera masiva nos manifestamos a la voz de ¡LIBERTAD, IGUALDAD, DIGNIDAD PARA LA MUJER!
Hagamos que el motivo de esta conmemoración no se olvide…