Sequía expone vulnerabilidad de los ganaderos en Veracruz

La sequía ha dejado un impacto considerable en la ganadería veracruzana, según afirmó Jorge Cobos Ruiz, presidente de la Asociación de Jinetes del Estado de Veracruz. 

Aunque no se han registrado cifras exactas sobre la mortalidad de reses, Cobos Ruiz confirmó que las pérdidas en el sector han sido significativas, afectando principalmente a pequeños productores que no cuentan con los recursos para mitigar los efectos del estiaje.

El estiaje, una temporada de sequía que afecta gravemente al campo, golpea con fuerza el bolsillo de los ganaderos, quienes se ven obligados a buscar alternativas para alimentar a sus animales.

El costo de los productos como forraje y otros suplementos alimenticios suele dispararse, dificultando aún más la subsistencia de los productores. 

Cuando llega esta etapa, los precios se elevan exageradamente, y eso limita mucho el desarrollo económico de los ganaderos, explicó Cobos Ruiz.

El impacto no solo afecta a quienes tienen que comprar alimentos para su ganado, sino también a aquellos que, ante la falta de recursos, se ven obligados a vender sus animales a precios muy bajos, lo que agrava aún más la situación económica del sector.

¿QUÉ SOLUCIONES PLANTEA EL SECTOR GANADERO?

Ante esta situación recurrente, Cobos Ruiz hizo un llamado a las autoridades para que diseñen políticas públicas que apoyen a los ganaderos y agricultores durante las temporadas de sequía. 

• Es necesario implementar una estrategia conjunta entre sociedad y gobierno para enfrentar estas contingencias que año tras año afectan al campo veracruzano, señaló.

• Una de las propuestas que el líder ganadero presentó fue la creación de silos para almacenar alimentos y así tener reservas durante los meses más críticos. 

También sugirió apoyar a los productores con campañas de fertilización y siembra de pastizales que puedan resistir las condiciones extremas del estiaje.

CAMBIO CLIMÁTICO Y LLUVIAS IRREGULARES

• Cobos Ruiz también advirtió que los cambios en los patrones climáticos añaden incertidumbre al sector. 

Los peores meses son abril y mayo, pero ahora, con el cambio climático, ya no se sabe, comentó.

Aunque este año las lluvias no han causado los daños que se temían, el retraso en la temporada lluviosa y la amenaza de huracanes mantienen en alerta a los ganaderos.