Como una representación, a manera de burla, de lo que la sociedad pudiente del siglo XVII realizaba en la cabalgata de la antigua Villa de San Cristóbal de Alvarado, es como nace el Encierro de Burros.
Ángel Daniel Cruz Trinidad, director de Cultura y Cronista de la Ciudad de Alvarado, relata que esta celebración data desde el siglo XVII cuando Alvarado aún era villa.
Cuenta la historia que, cuando estaba muy marcada la división de clases sociales en la localidad, la gente pudiente participaba en las cabalgatas previas al festejo principal de Nuestra Señora del Rosario, patrona de la villa.
En estos recorridos las mujeres de las principales familias lucían sus mejores atuendos de jarochas, ataviadas de finas joyas y alhajas para pasearse por las principales calles de la localidad montadas en finos caballos.
Las clases populares arremedaban este hecho, y trasladando la acción a lo chusco, intentaron emular la cabalgata al usar a burros para exhibirse. Los hombres se vestían de mujeres portando llamativos vestidos, en su mayoría harapos, para recorrer las principales calles del puerto.
Dicha parodia fue de gran aceptación que poco a poco se le fueron incorporando otros seguidores, trayendo burros de las rancherías y congregaciones, principalmente de Mandiga y Cardón, pues en el puerto estos animales escaseaban.
Durante esos primeros años congregaron a los burros en una de las partes bajas del río, en la vega de Tua, apodo con el que se conocía a un poblador de aquella época. A esa primera concentración se le llamó el encierro de burros, en alusión a que permanecían recluidos antes de iniciar. En los siguientes años a esta actividad se le llamó formalmente el “Encierro de Burros”.
Fotos: Iván López.
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