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En Xalapa, los dueños de bares y centros nocturnos viven con incertidumbre tras una serie de ataques armados que han dejado heridos y han obligado a algunos negocios a cerrar sus puertas. La madrugada del sábado, el antro Wichis fue blanco de un nuevo atentado con armas de fuego, el segundo en su contra en los últimos meses. Sin embargo, este no es un hecho aislado. En el pasado, el mismo local –cuando operaba bajo el nombre de Cervecería Juárez– también sufrió un ataque similar y un robo.
Los constantes atentados han encendido las alarmas entre los empresarios del sector, quienes temen estar en medio de una disputa que podría escalar aún más.
La violencia contra bares en Xalapa no es nueva. Hace tres años, la Cervecería Juárez sufrió un ataque armado el 19 de mayo de 2022, en el que un cliente resultó herido. Esto llevó a los propietarios a cerrar temporalmente el establecimiento, una medida que no ha sido suficiente para detener la violencia.
Un caso similar ocurrió en 2016 con el Bar Madame, donde un asalto dejó un saldo de cinco muertos y varios heridos. Más recientemente, en enero de 2021, un ataque contra el Bar As de Oros cobró la vida del vigilante del lugar. Por este hecho, dos personas fueron detenidas como presuntos responsables.
Otros bares que han sido blanco de ataques incluyen El Gato Negro, cuya fachada fue rafagueada; La Bartola, donde murieron dos personas en 2018, y Mamitas, ubicado en la colonia Venustiano Carranza. La violencia ha obligado a algunos de estos negocios a cerrar definitivamente.
Las investigaciones apuntan a que estos atentados no son simples hechos aislados. De acuerdo con fuentes policiacas, los ataques recientes podrían estar vinculados a un conflicto entre distintos grupos de propietarios de antros.
La hipótesis de que se trata de una disputa territorial o de intereses económicos cobra fuerza conforme se suman nuevos ataques.
Mientras las autoridades siguen sin esclarecer los motivos detrás de estos atentados, la incertidumbre persiste. Para muchos dueños de bares en Xalapa, el miedo a convertirse en la próxima víctima es ya una realidad.