“Lo amaba tanto que no me daba cuenta de la manipulación que ejercía en mí, durante ese año y meses que estuve con él, dejé de convivir con mi familia, amigos y compañeros de trabajo, por dedicarle todo mi tiempo a él, era mi mundo”, es como Liz, recuerda lo que vivió en su relación.
Los buenos tratos y cariños, comenzaron a tener fecha de caducidad en su noviazgo, una vez que su agresor, logró alejarla de todas aquellas personas, con las que mantenía un vínculo y pudieran alertarla de lo que ella, ya no podía percatarse de su relación.
Desafortunadamente Liz, quien tiene un nivel de estudio de licenciatura, no logró identificar las alertas de violencia en su relación, ya que trató de romantizar, las escenas de celos y los malos tratos que recibió por su pareja.
La historia de Liz, se suma a la lista interminable de mujeres que son víctimas de violencia en su noviazgo o relación donde el nivel de estudios, clases social, raza y nivel económico, no es impedimento, para ser parte lastimosamente de la estadística.
"Yo pensaba que era normal que me celara, al principio sentía bonito, pero después era desgastante tener que explicarle que había grupos de WhatsApp del trabajo, y debía de hablar con otros colegas. La verdad en algunas ocasiones compañeros me escribían en privado, para ponernos de acuerdo para hacer actividades, y pues yo les contestaba, pero enseguida borraba la conversación porque no quería que mal interpretara nada, ya que revisaba mi celular buscando encontrar algo malo".
Liz, poco a poco, comenzó a enfrentarse a malos tratos en público y privado, los cuales iban de lo verbal y físico, pero ella normalizaba este tipo de violencia en su relación, ya que lo veía como demostración de amor.
"Los primeros meses todo era muy bonito, era atento, tenía detalles conmigo, o me sorprendía en mi trabajo yéndome a buscar sin avisarme, a veces tenía que cancelar salidas con mis amigos o familia porque darle prioridad a él, pero después empezamos como montaña rusa de un día estar bien a enojarnos, más pleitos, siempre tenía que pedirle perdón, hasta por cosas que no hacía, pero era eso o tener que escuchar palabras hirientes".
"Me decía que él, me hacía un favor con estar conmigo, por mi físico, era víctima de discriminación por él, me decía tantas cosas que me hacía sentir mal, sin valor, al grado que un día pensé que quizás someterme a una operación, para mejorar mi cuerpo, pero cuando le conté comenzó a decirme que seguramente era para gustarle a alguien más."
Un día que estábamos en la intimidad fui víctima de violación, porque me obligó a hacer cosas que yo no quería, también empezó a tomar fotos, cuando estábamos juntos en la intimidad, me decía que era algo normal pues éramos pareja y teníamos confianza.
Y sí, yo sí confíe en él ciegamente, le compartí fotos mías que un día me enteré que comenzaron a estar en los celulares de gente que no conocía, para ese tiempo ya llevábamos casi 9 meses juntos o más y comenzó el verdadero martirio para mí”.
Después de eso, vinieron las agresiones, los golpes siempre trataba de golpearme en la espalda o en partes donde la gente no pudiera ver los moretes que me dejaba, yo también me defendía, pero su fuerza era mayor", relató la mujer quien señala que no desea volver a pasar por otra relación así.
Un día, cansada de agresiones y vejaciones, la joven, decidió contarle a una colega lo que estaba pasando y después de horas de desahogarse, la alentó a tomar la decisión que ha reconocido como la más importante de su vida: denunciar a su agresor.
NO HA SIDO FÁCIL
Liz, acepta que el camino no ha sido fácil y el proceso tampoco, ya que, al llegar a la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos contra la Familia, Mujeres, Niñas y Niños, y de Trata de Personas, al principio fue tardado, pero finalmente recibió el acompañamiento que necesitaba.
Sin embargo, y a pesar de un largo proceso, en lo que se judicializó el delito por el que denunció a su agresor por violación, lesiones, violencia familiar en modalidad de psicológica y física, y la Ley Olimpia en el que se encuentran el grabar (audio o video), tomar fotos o elaborar videos simulados o reales de contenido sexual sin consentimiento o por engaño.
Después de varios meses el fiscal giró la orden de aprehensión en contra del presunto, iniciándose el proceso penal, que mantiene actualmente en prisión preventiva al agresor luego de ser detenido e imputado por los delitos antes mencionado.
Aún se encuentra a la espera de la audiencia de vinculación a proceso, en la que desea que su agresor siga en la cárcel hasta que se llegue el juicio final, aunque reconoce que tiene miedo a que su agresor quede libre y atente en contra su vida, por esa misma razón dejó de trabajar y se fue del estado, por temor a salvaguardar su integridad.
Ante este panorama que viven las mujeres, te mostramos algunos pasos que debes realizar en caso de ser víctima de cualquier tipo de violencia que se presente en casa, en pareja, en la calle, en el trabajo o transporte público, pues recuerda que ‘vivir en violencia, no es normal’.
La primera opción es marcar al número de emergencia 911, en donde serán atendidos por un operador de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, quien les solicitará sus datos generales y la dirección en donde se encuentra u ocurrió el hecho de violencia.
La segunda opción es utilizar el botón de pánico a través de la aplicación ‘Mujer Alerta’, que pueden descargar gratuitamente la App Store Android e iOS, en donde solamente ingresas tu número telefónico.
A través de esta aplicación, en caso de ser víctima de violencia, puedes presionar la alerta, mientras que el Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) empleando el sistema de geolocalización del teléfono, podrá hacerte una llamada para saber tu situación, pero en caso de no poder contestar esa llamada por estar en una emergencia, enviarán una unidad de la SSP que se encuentren más cercana a tu ubicación.
Posteriormente, se debe interponer la denuncia ante la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos contra la Familia, Mujeres, Niñas y Niños, y de Trata de Personas, para que se pueda realizar un proceso de investigación y se puedan fincar responsabilidades a las personas agresoras.