Michoacán, tierra marcada por la violencia del narcotráfico, enfrenta ahora una escalada de horror: el presunto uso de armas químicas por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Sin embargo, un reciente incidente en Coahuayana expuso el empleo de armas químicas por parte del CJNG, según informes del presidente municipal, Gildardo Ruiz Velázquez, citados por el semanario Proceso.
El Observatorio de Seguridad Humana de Apatzingán alertó que esta escalada podría significar un nuevo nivel de beligerancia en el conflicto, ya marcado por el uso de explosivos y minas antipersonas que han sembrado el terror en la región.
Una carrera armamentista entre los grupos criminales que disputan el control territorial parece estar en curso.
El ataque también desencadenó desplazamientos forzados, agravando la crisis humanitaria en la zona.
Ante la amenaza, los habitantes se organizaron para resistir, bloqueando carreteras en un intento desesperado por protegerse y preservar la paz de los desplazados.
Sin embargo, la presencia del cártel en la región persiste, alimentando el temor de nuevas incursiones.
Los residentes exigieron una acción contundente por parte de los gobiernos estatal y federal para erradicar la violencia y expulsar a los grupos criminales que aterrorizan la región.
El reclutamiento masivo, las desapariciones y los asesinatos han sumido a las comunidades en el caos, obligando a la población a abandonar sus hogares ante el implacable avance de la narcoviolencia, ahora potenciada con tecnología letal como los drones equipados con explosivos.