Ante la información publicada por la prensa estadounidense, sobre la autorización del presidente Joe Biden a Ucrania de utilizar misiles de largo alcance contra Rusia, el Kremlin de Moscú se limitó a decir que el presidente ruso, Vladimir Putin, "ya dio su postura al respecto".
En las últimas horas, varios medios de Rusia han reproducido unas declaraciones del mandatario hechas en septiembre pasado, donde básicamente afirmaba que "Rusia se reserva el derecho a usar armas nucleares si es atacada".
Putin señaló entonces que la autorización de ataques a Rusia con misiles de largo alcance de Occidente cambiaría por completo la naturaleza del conflicto que mantiene con Ucrania desde 2022, pues "los países de la OTAN, EE.UU. y los estados europeos, estarían combatiendo con Rusia", refiriéndose a que serían ellos quienes los operarían realmente.
Sobre la posibilidad de responder con armas nucleares a ataques con misiles convencionales respaldados por Occidente, el mandatario justificó diciendo: "La agresión contra Rusia por parte de cualquier estado no nuclear... apoyado por una potencia nuclear debe ser tratada como un ataque conjunto".
El Kremlin dijo este lunes que la administración de Joe Biden "estaría echando leña al fuego", y sostuvo en un comunicado que un ataque con misiles estadounidenses en territorio ruso sería tomado como una agresión proveniente de Estados Unidos y no de Ucrania, lo que reiteraría las declaraciones de Putin.
El portavoz del gobierno ruso, Dmitry Peskov, afirmó que esta medida representa un nuevo nivel de participación de Estados Unidos (hasta una implicación directa) en el conflicto, lo cual justificaría el cambio radical a la doctrina nuclear en respuesta.
La Casa Blanca y el Pentágono continúan sin confirmar la información, pero el medio The Washington Post precisó que las armas autorizadas son misiles ATACMS, que tienen un alcance de hasta 300 kilómetros.
Estas armas ya han sido utilizadas contra objetivos rusos en territorio ucraniano, pero la propuesta de usarlas en territorio ruso cambiaría por completo la naturaleza del conflicto, provocando una respuesta furiosa por parte de medios y altos legisladores del país euroasiático.
El propio Vladimir Putin, hasta el momento, ha guardado silencio.