Un mensaje emitido por el Centro de Predicción del Clima de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés) ha puesto en alerta a prácticamente todos los meteorólogos en el mundo.
‘Este es un evento inusual’, era parte del comunicado emitido por la dependencia y en el cual informaba que entre los días 10 y 12 de mayo al menos cinco eyecciones de masa coronal, provenientes del Sol, alcanzarían a la Tierra.
Si bien las explosiones solares son un evento relativamente común, la que se espera en las próximas horas podría no ser una situación que entre en el rango de lo normal, ya que se emitió una alerta geomagnética severa del nivel G4, algo no visto desde el año 2005.
Esta alerta fue emitida tras la detección múltiples llamaradas solares y eyecciones de masa coronal desde el 8 de mayo, las cuales podrían impactar a la Tierra.
First G4 (Severe) geomagnetic since 2005 has been issued.
— NOAA (@NOAA) May 10, 2024
The aurora tonight (5/10) /tomorrow morning (5/11) may become visible over much of the northern half of the country, & possibly as far south as Alabama to northern California. https://t.co/upPlNYuNev@NWSSWPC @NWS pic.twitter.com/JTHmXtRKOc
Diversos especialistas ya habían adelantado la posibilidad de este evento, relacionado con el pico del ciclo solar que se da cada 11 años, y el cual se esperaba entre los meses de enero y octubre de este año.
Dependiendo de su intensidad, las consecuencias de una tormenta solar en la tierra pueden ser nulas o bastante significativas. Estas van desde la interrupción en las señales de radio y de satélite, lo que podría afectar las telecomunicaciones y los sistemas de navegación.
Una tormenta solar de gran intensidad no solo afectaría los dispositivos tecnológicos, también podría generar corrientes eléctricas que dañen infraestructura de metal, lo que afectaría a las redes eléctricas y hasta vías férreas.
Eso sin contar los altos niveles de radiación, los cuales podrían afectar a personas que en ese momento viajen en avión o a los astronautas en la Estación Espacial Internacional.
Cabe recordar que nuestro planeta está protegido de estas explosiones solares gracias a un campo magnético y ciertas características de la atmósfera que ayudan a repeler gran parte de las partículas emitidas no solo por el Sol, sino por otros cuerpos celestes.
Un fenómeno muy ligado a las explosiones solares es el de las auroras boreales, las cuales suelen ser visibles en zonas más australes del planeta y que, dada la intensidad pronosticada, podrían ser vistas incluso al sur de Alabama, en los Estados Unidos.
El ejemplo más claro del daño que pueden llegar a provocar las explosiones solares es el llamado Evento Carrington, ocurrido en 1859, siendo a la fecha el evento solar más intenso registrado y documentado.
En esa ocasión, el fenómeno provocó una caída de 14 horas en la red de telégrafos de Europa y los Estados Unidos, quemando también las estaciones de comunicaciones y provocando la aparición de auroras boreales en México y Cuba.
¿Te imaginas las consecuencias de un evento de esta magnitud en una sociedad tan dependiente de la tecnología como en la que vivimos actualmente?