Feligreses muestran su devoción al primer santo patrono de la ciudad, en su aniversario
La devoción y las raíces culturales de Misantla se hicieron presentes una vez más con la procesión en honor a San Sebastián, el primer santo patrono de esta histórica ciudad, en el marco del aniversario de su fundación. Por las céntricas calles de Misantla, feligreses católicos desfilaron en una muestra de fervor religioso y profundo respeto por sus tradiciones.
La procesión fue encabezada por el cura Joaquín Sánchez, acompañado por el presidente municipal Javier Hernaez Candanedo como invitado especial, mujeres y niñas ataviadas con el vestuario misanteco, una vestimenta que refleja la identidad cultural de la región, añadieron un toque de color y autenticidad a esta celebración que conecta pasado y presente.
Durante la liturgia, la figura de San Sebastián fue el centro de la veneración, evocando no solo el simbolismo religioso, sino también el profundo vínculo histórico de Misantla con sus tradiciones, Ángel Miguel Cuevas y Pérez, cronista oficial de la ciudad, ofreció un relato detallado sobre la relevancia de San Sebastián, reconociendo su papel no solo como patrono, sino como símbolo de la unión espiritual y cultural de la comunidad.
De acuerdo con el cronista, la religiosidad de los misantecos se remonta a los tiempos de la evangelización, cuando los franciscanos introdujeron el cristianismo a una comunidad que ya rendía tributo a las fuerzas naturales, el Cerrito del Calvario, lugar donde se edificó el primer templo en honor a San Sebastián en 1564, se convirtió en un espacio sagrado para los primeros habitantes, quienes pedían al santo interceder por buenas cosechas, lluvias en tiempos de sequía o sol durante las tormentas.
Uno de los mayores promotores de estas tradiciones fue Rosalino Carrera Sánchez, quien organizaba cada detalle de las celebraciones, en una ocasión memorable, durante una procesión, una inesperada lluvia cubrió el cielo mientras los devotos regresaban al santo a la parroquia, este hecho fue interpretado como una señal de que San Sebastián había escuchado las súplicas de la comunidad, marcando un momento de fe y esperanza que sigue vivo en la memoria colectiva.
La celebración de San Sebastián es un reflejo de cómo las tradiciones religiosas y culturales se entrelazan para dar sentido a la vida comunitaria y preservar el legado de generaciones pasadas.