En las últimas semanas, los videos de ladrones desmantelando autos a plena luz del día han causado preocupación entre los ciudadanos.
Desde espejos y faros hasta facias completas, los robos de autopartes se han convertido en un problema recurrente en las principales urbes de México.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), se reportan en promedio 57 robos diarios, lo que equivale a más de 21,000 incidentes anuales. Solo el 10% de las víctimas presenta una denuncia formal.
Este tipo de robo afecta directamente a los propietarios, pues muchas veces los vehículos representan una inversión significativa o incluso una deuda para sus dueños.
Además, las piezas robadas, especialmente en vehículos de alta gama, suelen tener costos elevados debido a la incorporación de sensores y tecnología avanzada.
Los seguros básicos no incluyen la cobertura contra robos parciales, y es necesario contratar este servicio de manera adicional.
Ciudades como Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y Puebla tienen costos más altos en las pólizas, ya que presentan mayores índices de robo.
En caso de tener esta cobertura y ser víctima de robo, el propietario debe denunciar el hecho y cubrir un deducible, que equivale al 25% del valor de la pieza sustraída.
El aumento en la demanda de autopartes en el mercado negro es un factor clave que alimenta este problema. Muchas personas, al no contar con seguro, terminan recurriendo a estas redes ilícitas para reponer las piezas robadas.
La baja tasa de denuncias dificulta la implementación de políticas públicas efectivas para combatir este delito.
Por su parte, algunas marcas automotrices han tomado medidas para mitigar la problemática, como la reducción de precios en autopartes y la inclusión de coberturas limitadas en sus pólizas.
Para reducir el riesgo de robo, los expertos aconsejan estacionar los vehículos en lugares seguros, como estacionamientos vigilados, y considerar opciones como jaulas protectoras para partes específicas del auto.