Murió Porfirio, y con él, toda una historia de la retórica dura... aunque a últimas fechas su salud cada vez más deteriorada, le impedía revivir sus viejas glorias; todavía tejía discursos con algunas pizcas de sus mejores tiempos.
Su discurso cáustico, empatado con las causas de moda, le acompañó primero en el PRI, y posteriormente en los asientos de la izquierda mexicana.
El Porfirio del discurso fulgurante, emulo de Muñoz Cota, alumno aventajado del maestro Tercero Elizalde, ajonjolí de todos los moles, y ave de tempestades; se formó en la derecha del viejo PRI, se ufano de haber sido cofundador del PRD, la alternancia en un México que vivía la plenitud del " pinche poder ", ahí le tocó luchar a lado del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en un proyecto que solo pergeño los trazos de una alternativa que fue asfixiada por los tentáculos de la derecha ortodoxa de esos tiempos.
Alejado de la izquierda, retoma el camino de la mano del presidente López Obrador, pero ahí una vez más se asume irreverente, fracturando con su retórica incendiaria , las buenas intenciones del ejecutivo federal , quien vió en Porfirio, a la persona que podría aportar buenas ideas al proyecto de nación.
Porfirio Muñoz Ledo ha muerto, y con él se va una parte de la política a la Mexicana, el hombre que alguna vez dijo:
"La principal virtud de un político es la congruencia. Se puede tener el poder y no pasar a la historia y pasar a la historia sin tener el poder”.