Una de las últimas aberraciones verbales del Gobernador Veracruzano, Cuitláhuac García Jiménez ocurrió el pasado miércoles y jueves cuando - nos comentan nuestros amigos de aquella entidad- se lanzó - una vez más- iracundo, arrebatado e ignorante contra los jueces de Distrito, José Saturnino Suero Alva, Antonio Soto Martínez y José Octavio Rodarte del Segundo Tribunal Colegiado, así como José Ezequiel Santos Álvarez y Alejandro Quijano Álvarez acusándolos de ser cómplices de los delincuentes.
Su enojo radicaba en que los jueces federales –dijo-liberaron mediante un amparo a Casto Emilio “N”, Roberto Trinidad “N” y Ana Laura “N”, señalados por la fiscalía general del estado como autores y partícipes del homicidio del reportero Jacinto Romero, cierto es que seguramente nadie le dijo al Gobernador que aquí la ineficiencia y corrupción como él le llama provenía de la Fiscalía y no del Poder Judicial federal, distorsionando así no sólo de forma grosera, sino hasta ignorante el desempeño de los juristas.
Nuestros amigos veracruzanos aseguran que la defensa del Gobernador a la fiscal general, Verónica Hernández es tal, que se encuentra cegado a cualquier explicación jurídica inteligente y sensata. Es tan preocupante lo que ocurre en Veracruz con la falta de respeto a las instituciones encargadas de impartir justicia que ya hay quienes auguran un futuro gris.
Hay quienes considerar que de continuar en esa dinámica el propio gobernante podría ser compañero de celda de la abusiva fiscal quien reiteradamente dicen los jurisconsultos, voila derechos humanos y atropella la justicia con el único fin de aparentar resultados y así ante la incompetencia llega la culpa.
Si hay alguien responsable de las liberaciones de "homicidas" como imprudentemente los califica el Gobernador, es la Fiscal quien no cumple con su encomienda de investigar e integrar una carpeta de investigación integra, profesional y responsable, contrario a ello fabrica delitos, acusa sin fundamento y hace uso de su complicidad con la presidenta del Poder judicial de aquella entidad para saturar las cárceles de presuntos culpables.
Al igual que en los tiempos de Yunes Linares, la fiscal dicen, ha patentado la prisión la preventiva oficiosa, su única y abusiva estrategia para aparentar a los ignorantes del derecho que existe eficacia y efectividad de dicha instancia que hoy se ha convertido en la principal violadora de derechos humanos.
Cuitláhuac debería saberlo y entonces en lugar de difamar al Poder Judicial Federal, proceder a generar los cambios necesarios en fiscalía general y no consentir la improvisación, ignorancia, incapacidad y abusos.
“Debo informar a la población que en la persecución de los delincuentes algunos miembros del Poder Judicial de la Federación están liberando presuntos delincuentes”, señaló al exponer que de nada sirve el trabajo coordinado desde el Estado, si el Poder Judicial federal libera con argumentos vagos e ignorando las pruebas de su culpabilidad.
“El pueblo tiene derecho a conocer que los jueces federales, José Ezequiel Santos Álvarez y Alejandro Quijano Álvarez, ambos de Xalapa, hicieron valer los amparos promovidos por los presuntos delincuentes y responsables de los homicidios de un periodista y de un candidato a la presidencia municipal de Tihuatlán”.
Luego insistió “sospechosamente los casos individuales caen en las manos del mismo juez a pesar de que la defensa de cada presunto delincuente presentó sus apelaciones en fechas diferentes y por distintos abogados, y son turnados de manera aleatoria; sin embargo, da la tremenda casualidad que cayeron en los mismos juzgados”.
Así, Cuitláhuac fue más allá, al pedir al Poder Judicial, mediante el Consejo de la Judicatura, su intervención para aclarar estos procederes que dice el lastiman a los familiares de las víctimas de esos homicidios y a la sociedad en general. “JUSTICIA. No se hagan “guajes”, la justicia plena les toca a ustedes. No nos decepcionen más”.
Lo que no sabe el Mandatario estatal es que la culpa de estas fallas, es de su protegida, la Fiscal general y que los riesgos de dichas acusaciones son muy graves. Finalmente, el discurso de Cuitláhuac sólo confirma fehacientemente su ignorancia, complicidad y responsabilidad.