(Tercera y última parte)
“La Visión México 2030 es un proyecto de país de largo alcance y una propuesta que da certeza sobre el destino que queremos alcanzar como nación; tiene como propósito identificar objetivos compartidos para el futuro del país y ofrecer una metodología para evaluar los avances en el logro de esos objetivos. Lograr que todos los mexicanos cuenten con una mejor calidad de vida, es una responsabilidad compartida.
Por ello, para conformar la Visión México 2030 se convocó a distintos sectores de la sociedad a fin de conocer sus percepciones, diagnósticos y propuestas particulares, en un espacio de diálogo plural e incluyente en el que se privilegió la búsqueda de consensos. La construcción de esta visión de largo plazo abrió un amplio espacio para la confluencia y la integración de puntos de vista; fue una tarea colectiva, sin distinción de preferencia política, religión, origen étnico, género, nivel de ingreso, posición social o lugar de residencia.
El objetivo de este proceso es que todos los mexicanos puedan hallar en esta Visión México 2030 la expresión de sus anhelos y necesidades acerca del país en el que vivirán, cuando sean adultos, los mexicanos que nacen hoy”. (CEPAL). Esto se lo fusiló Felipe Calderón en forma cínica, fiel a sus costumbres.
Hacia el 2030, los mexicanos vemos a México como un país de leyes, donde nuestras familias y nuestro patrimonio estén seguros, y podamos ejercer sin restricciones nuestras libertades y derechos; un país con una economía altamente competitiva que crezca de manera dinámica y sostenida, generando empleos suficientes y bien remunerados; un país con igualdad de oportunidades para todos, donde los mexicanos ejercen plenamente sus derechos sociales y la pobreza se haya erradicado; un país con un desarrollo sustentable en el que existe una cultura de respeto y conservación del medio ambiente; una nación plenamente democrática en donde los gobernantes rinden cuentas claras a los ciudadanos, en el que los actores políticos trabajan de forma corresponsable y construyen acuerdos para impulsar el desarrollo permanente del país; una nación que ha consolidado una relación madura y equitativa con América del Norte, que ejerce un liderazgo en América Latina y mantenga una política exterior activa en la promoción del desarrollo, la estabilidad y la seguridad nacional e internacional.
El fallido modelo neoliberal, impuesto en México por los gobiernos entreguistas de De la Madrid, Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, no solo se convalidó el saqueo de los recursos energéticos y naturales de la nación, sino que se sostuvo un sistema de corrupción, inaudito e inédito, a través de esas reformas estructurales que solo beneficiaban a las minorías, las dueñas del capital nacional y extranjero, los grupos empresariales donde no solo se condonaban impuestos sino que se les devolvían los pagados, periodo donde se realizó la entrega de más de la mitad del territorio nacional a la minería transnacional con concesiones de grandes mantos acuíferos para su beneficio, sexenios que debilitaron enormemente el sistema de salud pública y se destruyó a la educación del Estado, se aniquilaron los bosques, se privatizaron playas y costas, se frenó la producción agroalimentaria nacional y se desviaron enormes recursos del erario público en la alta burocracia del país.
En este gobierno, a partir del proceso electoral del 2018, se ha trabajado principalmente hacia adentro de la Nación: distribuyendo equitativamente la riqueza en programas sociales a grupos mayoritarios de adultos mayores, jóvenes, mujeres y discapacitados, atendiendo por la emergencia de la pandemia la reestructuración del sistema nacional de salud, construyendo centenas de hospitales, adquiriendo millares de medicamentos básicos y de alta especialidad para la población nacional y rehabilitando a la educación pública en todos sus niveles a lo largo y ancho de este país.
Paralelamente se dio atención prioritaria a la seguridad nacional para reducir el número de secuestros, asesinatos, feminicidios originados tanto por grupos delincuenciales, así como cacicazgos en poblados, municipios y entidades federativas. El gobierno trabajó hacia adentro para restaurar la nación destruida por el neoliberalismo.
La visión de futuro, para el México del mañana, se deben enfocar sus esfuerzos, atención y prioridad hacia afuera, al fortalecimiento de la internacionalización, en un mundo multipolar, multi no bi, sin el enfoque globalista que apoya solo al capital y al mercado, dejando fuera a la población toda, sin dar prioridad a los grupos sociales menos favorecidos con el fin, ahora, de reintegrarlos a la economía pujante de un continente que debe consolidar la explotación de sus recursos humanos paralelamente a los energéticos y naturales.
La visión de futuro debe apoyarse en consolidar la fortaleza de América del Norte, pero sobre todo debe lograr la integración económica y política de toda la América Latina y El Caribe, que debe despojarse del enfoque “americanista” de la Doctrina Monroe y debe asumirse la fortaleza de la Comunidad Económica Europea en Latinoamérica.
La oposición en México, torcida de valores, embravecida por la pérdida de sus espacios, sin un plan de futuro en sus argumentos. Una oposición inepta, entreguista, corrupta y ante todo incapaz de movilizar conciencias, solo apoyándose en la manipulación mediática y religiosa. Descuidó el principio fundamental de la democracia: el poder el pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
Por ello, estos procesos electorales que se avecinan deben tener la mira bien puesta en ganar en dos entidades tradicionalmente priistas en el 2023, la mayoría absoluta del Congreso en sus cámaras de Diputados y de Senadores y ante todo mantener la presidencia de la república para consolidar la cuarta transformación.
Una visión que conlleve continuidad con cambio, por lo que es de vital importancia el proceso interno en Morena en la consulta popular hacia la ciudadanía toda, que una de las cinco “corcholatas” que aspiran a la designación del candidato, sea el idóneo para alcanzar esta vista hacia afuera, internacionalista, que le espera a México con las bases asentadas por el gobierno actual: la refinería de dos bocas, el corredor interoceánico, el tren maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, el control cambiario, el crecimiento económico que debe sostenerse, reforzar los recursos aportados por los migrantes, la atención a los grupos menos favorecidos, y todo, todo lo que devenga de esta transformación política, cultural, educativa, sanitaria, económica de un país devastado por el entreguismo y la corrupción.
Un cambio con inteligencia ante el cinismo de una oposición cínica, corrupta, e incompetente.