Ah, mi gente jarocha, ya se nos va don Cuitláhuac García Jiménez, el mero mero de Veracruz, y como buen último baile, se puso a reconocer que, ¡oh sorpresa! ¡le falta inversión a la Radiotelevisión de Veracruz (RTV)! Claro, ya pa’ qué, si el sexenio está más acabado que los pavimentos y asfaltos en temporada de lluvias.
Pero bueno, al menos lo admitió, que es lo que cuenta, ¿no?, porque se la ha pasado todo su sexenio, negando lo mal que se encuentra el estado en seguridad pública, sus casos de nepotismo, las violaciones constantes a derechos humanos, por parte de elementos de la policía estatal, ¡vaya! nada más falta que niegue que le va a tocar en la administración federal, la oficina de “asuntos sin importancia”.
Dicen que más vale tarde que nunca, pero aquí entre nos, ¿qué tan tarde es demasiado tarde? Pues parece que para don Cuitla, al filo del sexenio, cayó en la cuenta de que RTV no está cayéndose sola, sino que la andaban empujando por el barranco.
Pero, ¿a quién le echa la culpa? Pues al pasado gobierno yunista, ¡cómo no! Según él, lo dejaron peor que a su compadre después de una jarra en el Carnaval.
Ésa ha sido otra de sus características, no asumir sus responsabilidades.
“Todas las dependencias, todas las áreas nos las dejaron cayéndose”, dice, justificando su falta de atención a RTV porque, según él, primero estaban los hospitales y centros de salud. ¡Y claro! Como si no hubiera presupuesto pa’ todo, ¿verdad?
Pero lo más curioso es que ahora resulta que don Cuitláhuac rescató a RTV de las garras de la desaparición, cual héroe de telenovela. Una serie donde hasta sangre ya se regó, ni en las de Netflix.
“La gente no lo sabe, pero RTV iba a desaparecer”, dice, pidiéndole a los trabajadores que sean conscientes y agradecidos. ¡Ándale! O sea, si no fuera por él, ya estarían todos en la fila del paro, ¿no? Como si con eso se resolviera el accidente fatal de su compañero Abraham, quien perdió la vida por las pésimas condiciones laborales que, según, tanto se comprometió a revisar.
Y pa’ rematar, don Cuitláhuac nos cuenta cómo fue a la Ciudad de México tres veces (sí, tres, como si eso fuera un logro) para “dar la pelea jurídica” por RTV. ¿Y qué creen? Pues que “nos hicieron caso”.
¿Será que esa lucha incluyó algún guiso de chilpachole para convencer a las autoridades? Quien sabe, pero al final, RTV sigue ahí, tambaleándose pero vivita y coleando, mientras los trabajadores siguen en las mismas malas condiciones, aunque eso sí, con la promesa de que “se va a revisar”. ¡Vaya consuelo!
Pero bueno, al menos ya reconoció que falta invertir, aunque sea para que no digan que se va sin admitir lo obvio.
Lo cierto es que la muerte del trabajador Abraham encueró no sólo al gobierno de Cuitláhuac García Jimenez, sino también a los directivos que durante un buen rato se echaban flores por lo bien que manejaban la televisora estatal.
Una televisión estatal, que por cierto estuvo en entredicho durante el pasado proceso electoral, ya que decir de algunos sepan pandeó para el lado morenista con algunos candidatos.
Y así, entre promesas, culpas al pasado y el consabido “vamos a revisar”, don Cuitláhuac sigue despidiéndose como si el tiempo no hubiera pasado.
Ya se va con otro muertito encima, los más reciente en la paliza que dieron a quienes protestaban en Granjas Carroll.
¡Así las cosas paisano!