Inicio esta columna deseándoles a nuestros amables lectores un muy Feliz Año Nuevo 2024.
Que los sueños y aspiraciones de todos Ustedes se cumplan, especialmente los relacionados con la paz, la salud, la amistad, la armonía y la prosperidad.
Sin embargo, para que esos buenos deseos se conviertan en realidad debemos acompañarlos siempre con trabajo productivo, esfuerzo constante, ánimo, fe, esperanza, afán de superación para ser mejores, pero sobre todo promoviendo una amplia participación ciudadana, para acudir masivamente a votar el 2 de junio con total responsabilidad y además lo hagamos libremente por quienes nos garanticen seguridad, unión, respeto a la Ley, vigencia plena del estado de derecho y nos brinden servicios de salud y educación de calidad a los que tenemos sobrado derecho cuando pagamos impuestos.
De lo contrario nuestros sueños y aspiraciones quedarán solamente en buenas intenciones. Nada cambiará y correremos el riesgo de que en lugar de mejorar, continúe México retrocediendo en los indicadores que miden el progreso económico, la educación, la salud y la calidad de vida; tal y como ha venido sucedido en los últimos años.
También habrá que estar muy al pendiente de las ocurrencias de los legisladores para que no se salgan con la suya en su afán de conseguir votos en este año electoral y dejen de andar ofreciendo salarios más altos y prestaciones laborales adicionales a las existentes que la economía del país simplemente no aguantará, porque trabajar menos y ganar más, resulta simplemente demagogia pura que disparará la inflación y nos llevará a una severa devaluación después de las elecciones.
Ese es el problema de poner en cargos públicos relevantes a personas que han vivido de la grilla la mayor parte de su existencia y desconocen lo que implica la enorme responsabilidad para cualquier emprendedor de pagar salarios, prestaciones laborales de Ley, días festivos, vacaciones, prima vacacional, aguinaldo, horas extras, cuotas al IMSS, al INFONAVIT, al Sistema de Ahorro de Retiro y el injusto impuesto a la nómina, cuando las ventas simplemente no levantan y la economía en general no repunta lo suficiente para absorber los nuevos costos agravados por los incrementos de las casetas de cobro de las autopistas, de las tarifas eléctricas y también en los precios de los combustibles.
Cuando quienes no producen absolutamente nada útil nos imponen a los que sí trabajamos y producimos nuevas normas, nuevos salarios obligatorios y prestaciones laborales extras que la economía no aguantará, el país caerá en una crisis más severa. A esto hay que agregarle los millones de millones que van a pedir prestados este año para pagar los intereses de la deuda actual y cubrir el enorme costo de los programas asistencialistas que más bien son programas electorales, no sociales.
Decía Ayn Rand escritora rusa nacionalizada norteamericana, refiriéndose a las ayudas sociales impulsadas por gobiernos populistas que desfondan el erario público y obligan al estado a pedir préstamos que acabarán pagando los hijos y nietos de los contribuyentes, para así mantener cautivos los votos de una numerosa clientela electoral que ya se acostumbró a vivir cómodamente sin trabajar.
“Todo lo que una persona recibe sin haber trabajado, otra persona trabajó por ello, pero sin haberlo recibido. El gobierno no puede entregar nada a nadie, si antes no se lo ha quitado a otra persona. Cuando el 50% de las personas llegan a la conclusión de que no tienen que trabajar, porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas y cuando la mitad que sí trabaja se da cuenta de que no vale la pena hacerlo, porque alguien les quitará lo que han ganado con su esfuerzo, ese..….es el fin de cualquier nación”.
Ojalá y a tiempo despertemos los mexicanos, antes de que nuestros problema agravados por el populismo imperante no tengan remedio.
¿No les parece a ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana para todos.