![]() |
Este fin de semana, la presidenta Claudia Sheinbaum se volvió a referir a la reforma al Poder Judicial, refiriendo que la única forma de acabar con la corrupción en dicho poder es acudir a las urnas para votar por jueces, magistrados y ministros el próximo 1 de junio, fecha que dijo será considerada, afirmó, como "el Día de la Democracia".
Pero entonces hablemos de democracia, que es y porque es tan importante. En su esencia más pura, es un sistema de gobierno basado en la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas. Se fundamenta en la idea de que el poder reside en el pueblo, que es soberano, y que, a través de mecanismos institucionalizados, tienen el derecho y la responsabilidad de elegir a sus representantes. Esta forma de gobierno no solo se entiende como un conjunto de procedimientos electorales, sino como un auténtico espacio de convivencia donde se aspira a la realización plena de los derechos humanos.
Históricamente, la democracia ha evolucionado desde sus modestos inicios en la Antigua Grecia hasta convertirse en un concepto multifacético que abarca una amplia gama de prácticas sociales y políticas. En el contexto moderno, la democracia se manifiesta de diversas maneras, siendo una de ellas la democracia electoral. Esta se refiere específicamente al proceso mediante el cual los ciudadanos seleccionan a sus líderes y representantes a través de elecciones libres y justas. Las elecciones son el mecanismo por el cual se materializa el principio democrático, permitiendo la renovación periódica de los mandatos y asegurando que los gobernantes sean responsables ante la ciudadanía.
El carácter de las elecciones democráticas es fundamental para garantizar la autenticidad de la representación política. En una democracia electoral genuina, se observan ciertas características básicas: el sufragio universal, la igualdad de voto, el secreto del voto, y la competencia política. Además, deben existir garantías para que el proceso electoral sea libre e imparcial, sin coacciones ni fraudes. La transparencia y la equidad son indispensables para fortalecer la legitimidad del mandato otorgado por los votantes.
Además de ser un procedimiento, la democracia electoral es un derecho humano reconocido en instrumentos internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. En estos documentos, se afirma que toda persona tiene el derecho de participar en el gobierno de su país, directamente o a través de representantes libremente escogidos, y que la voluntad del pueblo debe ser la base de la autoridad del gobierno, expresada mediante elecciones genuinas.
Sin embargo, la democracia no puede limitarse únicamente al acto de votar. El ejercicio democrático implica la manutención de un entorno donde florezcan las libertades civiles y políticas, incluyendo la libertad de expresión, la libertad de asociación, y el respeto a los derechos de las minorías. Esta interacción entre democracia y derechos humanos es recíproca: una democracia robusta protege y promueve los derechos humanos, y viceversa, el respeto por los derechos humanos sustenta la vigencia de una democracia auténtica.
Y es que, aunque las elecciones son el corazón de la democracia electoral, el verdadero desafío reside en institucionalizar una cultura democrática que trascienda los comicios. La educación cívica, el fortalecimiento de las instituciones y la promoción de la participación ciudadana constante son elementos esenciales para el desarrollo de democracias sostenibles y resilientes.
Es asó que la democracia en general y la democracia electoral representan no solo un sistema de gobierno, sino un compromiso continuo con la dignidad humana, la igualdad y la justicia. Defender y fortalecer estos principios es un deber compartido que asegura que tú, yo, y todas las generaciones venideras vivan en sociedades que valoran la libertad y la equidad. De ahí que la presidenta de México se haya referido a la importancia de la participación ciudadana este primero de Junio donde por primera vez, los ciudadanos participaran en los nombramientos de jueces, magistrados y ministros.