Hay ocasiones en que no reflexionamos demasiado acerca de las decisiones que se toman desde las cúpulas políticas y económicas, obviamente sin consultarnos como ciudadanos.
Nosotros, por desinterés, usos y costumbres, comodidad o de plano irresponsabilidad, terminamos aceptando a regañadientes lo que determinan los de mero arriba.
Estas decisiones, algunas veces francamente irresponsables, por simple populismo buscan quedar bien con el pueblo bueno para conseguir votos y le venden la idea de que trabajando menos días al año estaremos mejor, porque México es un país donde más horas se labora. Pero aclaro: Una cosa es permanecer en el trabajo 48 horas a la semana y otra muy distinta el ser eficientes y productivos en lo que hacemos. Salvo excepciones honrosas y escasas, la mayoría de los mexicanos somos bastante ineficientes.
Con la idea de que descansando más seremos más productivos, el número de días de vacaciones se duplicaron de la noche a la mañana para quienes acaban de entrar a trabajar, sin considerar que hay empresas que por su tamaño, solidez económica y buen manejo pueden otorgar ese número de días de vacaciones o incluso más sin ningún problema; mientras que existen infinidad de microempresas que apenas pueden salir adelante y sobrevivir con los altos costos que enfrentan, la competencia desleal de los informales y las importaciones procedentes de países más eficientes que el nuestro, los cuales por cuestiones de escala y bajos precios de la energía eléctrica y los combustibles tienen costos más bajos y por lo tanto, mayores oportunidades de desplazarnos en los mercados internacionales.
Sale por ejemplo más barato importar maíz y cereales que producirlos en México. Esto es absurdo.
Acabo de asistir a un foro de Economía, donde uno de los ponentes demostró con datos duros como el campo se está despoblando y quienes permanecen ahí son personas cuya edad promedio es de 61 años. Para el pequeño agricultor no existe relevo generacional y por lo tanto se incrementa el riesgo de que ante lo incosteable de hacer producir la tierra, acabe rematándola para urbanizarla, con todo el daño ambiental que esto genera y que produce fenómenos meteorológicos altamente destructivos, como el huracán que afectó a Acapulco.
Eso no es todo. Ya algunos legisladores plantean por cuestiones meramente electorales aumentar de 15 a 40 los días de aguinaldo y trabajar solamente 40 horas a la semana en lugar de 48.
De aprobarse esto, implicaría pagar al año 77 días más de sueldo sin trabajar. Francamente no hay economía que lo aguante, a menos de que aumente en la misma proporción la productividad para que tales incrementos no repercutan en los precios, lo cual se ve de momento bastante difícil de lograr.
Por si fuera poco, ya plantean incrementar otra vez los salarios mediante ocurrencias y sin una base sólida que lo sustente. Su plan es convencer al pueblo bueno de que MORENA se preocupa por la gente y así conseguir más votos en el 2024.
Subir salarios sin aumentar la producción es inflacionario, equivale a hacerles creer a las amas de casa que reciben más leche, cuando lo que están recibiendo es más agua que perversamente antes le echaron.
Tal parece que nuestras autoridades y algunos “quedabién” de los líderes empresariales, no consideran que aumentar exageradamente los costos solo traerá mayor inflación, aumento de la economía informal, desempleo, tensiones sociales y al final una tremenda devaluación.
Ojalá y todos entendamos que trabajando menos y cobrando más, solo provocará un alza inusitada de precios, donde los trabajadores serán quienes más sufran las consecuencias, porque cobrarán más, pero el dinero les alcanzará para comprar menos. Esa misma película ya la hemos visto varias veces en el pasado. Ojalá y no se nos olvide para evitar su repetición.
¿No les parece a Ustedes? Muchas gracias y buen fin de semana.