El cierre del tercer trimestre de 2024 ha encendido una señal de alarma en Coatzacoalcos: subocupación, informalidad y condiciones críticas de trabajo afectan a una porción significativa de la población económicamente activa.
Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) no solo describen una problemática local, sino un espejo de desigualdades estructurales que persisten en el país.
Coatzacoalcos se posicionó entre las cuatro ciudades con mayor subutilización de la fuerza laboral, alcanzando un preocupante 22.2%. Esto significa que casi una cuarta parte de las personas en edad productiva no logran acceder a empleos suficientes o de calidad. Además, la ciudad ocupa el segundo lugar nacional en subocupación, con un 12.8% de la población ocupada trabajando más horas de las estipuladas, pero con ingresos insuficientes.
Las condiciones críticas de ocupación, que reflejan largas jornadas con ingresos bajos, afectan al 51.5% de los trabajadores locales, colocándolos entre los más vulnerables del país.
Este panorama, combinado con una tasa de informalidad laboral del 52%, evidencia un mercado laboral frágil y poco prometedor para miles de familias.
Los datos del INEGI sobre la precariedad laboral se enlazan con las declaraciones recientes del líder de albañiles de la CTM en Coatzacoalcos, Vicente Aparicio, quien asegura que más de tres de 3,000 personas de mano de obra que tiene el sector, cerca del 45%, se quedaron sin trabajo.
Tan solo 1,000 personas del sector de la construcción tuvieron que ir a buscar empleo a otro estado de la República mexicana, y una gran mayoría se fue a Cancún, Quintana Roo, donde la apuesta de crecimiento inmobiliario es constante.
Aparicio, al igual que muchos sectores productivos del sur de Veracruz, tiene puesta una vela en que, para el próximo año, la activación real de los Polos de Desarrollo Bienestar, que se ubican en el sur de Veracruz, den empleo y, sobre todo, salario digno a trabajadores.
Un albañil debería ganar 8,000 pesos semanales, mientras que los ayudantes deberían recibir 4,000, según Aparicio. Sin embargo, las cifras reales distan mucho de este estándar, lo que evidencia un deterioro de las condiciones laborales.
Esta situación no es un caso aislado, sino un síntoma de una problemática estructural en el sur de Veracruz, donde la falta de proyectos de infraestructura y desarrollo sostenido ha generado un mercado laboral estancado y mal remunerado.
Los Polos de Desarrollo Bienestar, proyectados como una solución para dinamizar la economía de la región, se perfilan como una esperanza para revertir esta tendencia. Sin embargo, estos proyectos no deben limitarse a la generación de empleo en el corto plazo, sino garantizar salarios dignos y condiciones laborales justas que ofrezcan estabilidad y calidad de vida a los trabajadores.
La activación de estos polos de desarrollo no solo debe ser una promesa, sino una realidad tangible que devuelva la dignidad al trabajo y el orgullo a quienes construyen el futuro, ladrillo a ladrillo.
El reto no solo es económico, sino político y social. Estas cifras no deben quedarse en meras estadísticas; son un llamado urgente para que autoridades y sectores productivos implementen políticas públicas que dignifiquen el trabajo.
Incentivar la formalización del empleo, elevar los salarios y garantizar el acceso a la seguridad social no son solo metas deseables, sino esenciales para revertir esta tendencia.
Coatzacoalcos, una ciudad con un vasto potencial industrial y estratégico, no puede permitirse ser un ejemplo de precariedad laboral.
La reciente fotografía compartida por el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, en compañía de Adán Augusto Hernández y el panista Miguel Ángel Yunes Márquez, ha generado un microsismo político.
En un escenario donde los simbolismos importan, la imagen fue interpretada como una posible apertura a quienes han sido históricamente adversarios del movimiento liderado por Morena.
La gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, no tardó en marcar distancia. Su declaración, "allá lo que hagan en el Senado, pues allá ellos", refleja no solo un rechazo tácito a cualquier acercamiento con Yunes Márquez, sino también una reafirmación de los principios que han sostenido a su administración: lealtad a la militancia y respeto al pueblo.
Para muchos dentro del partido, Yunes Márquez simboliza un pasado de confrontación directa con los ideales de Morena.
Las campañas negras y ataques personales contra Nahle en contiendas previas permanecen frescos en la memoria de los seguidores del movimiento.
Por ello, cualquier intento de reconciliación con figuras como él genera escozor y críticas, como lo evidencian los comentarios en redes sociales tras la publicación de la fotografía.
Nahle enfatiza la necesidad de "elevar el nivel de la política", un llamado que parece ser tanto una reflexión interna como un mensaje a sus colegas. Con un claro "derecho de admisión" sobre figuras externas al movimiento, la gobernadora busca consolidar un proyecto que priorice el respeto y el bienestar del estado.
En la política veracruzana, las alianzas pragmáticas son vistas con recelo. Nahle, al trazar una línea divisoria, reafirma su compromiso con su militancia y con Veracruz. ¿Hasta dónde llegarán estos deslindes? Solo el tiempo lo dirá.
Esteban Bautista, presidente de la Junta de Coordinación Política, sigue su arqueología legislativa: ahora desentierra 50 tablets que costaron 7 millones de pesos.
Mientras tanto, Juan Javier Gómez Cazarín, anterior administrador del Palacio Legislativo, continúa siendo salpicado por sus propias "historias negras".
Está llegando muy débil a una Delegación de Bienestar, donde todos los reflectores estarán puestos sobre su persona. Hay quien asegura que se le va a acabar pronto la batería.
Contáctanos:
joluperezcruz@hotmail.com