El asunto de la corrupción, la educación, la inseguridad y la salud, han sido los temas centrales de las campañas políticas en el actual proceso electoral, ya a unos días de concluir.
Y todo el problema es, porque el Estado de Derecho se muestra débil y ausente del compromiso de que los recursos públicos sean auditados y a los que le meten la mano al cajón se les aplique la ley como un deber ser. Y eso ha sido siempre. El dejar hacer, dejar pasar.
Por eso, los que ahora hacen ruido, son los que como muchos de los que andan pisando lumbre.
Los temas de corrupción, son parte de una guerra sucia interminable y siempre es lo mismo, junto con la impunidad y el abuso de poder.
En la era actual existe un debate trillado y preocupante a causa de que el imperio de la ley se ha visto ausente y débil a cumplir con la misión de impartir justicia.
Y esto corresponde a competencia de las fiscalías y al poder judicial local o federal.
Los casos de desvíos multimillonarios del erario público son parte de una situación normal del pasado y de ahora también.
Y como diría Sor Juana, para que las quieren santas, si las incitáis al mal.
En otro asunto, ya falta poco para que todo vuelva a la normalidad con el fin de las campañas políticas y la elección del siglo el 2 de junio.
Desde un principio, la desangelada oposición no ha tenido forma de enfrentar a Morena, y de última hora se organizaron con la imposición de Xóchitl Gálvez cómo candidata presidencial.
Aquí, Beatriz Paredes o Santiago Creel, hubieran hecho un mejor papel por los devaneos de la hidalguense, que carece de experiencia y ha evidenciado muchas fallas de agilidad mental.
Ahora, se realiza este domingo la llamada marcha rosa, como un último esfuerzo para enseñar el músculo y tratar de llenar la plancha del zócalo de la ciudad de México y de otras ciudades del país.
A todos conviene una oposición fuerte para el equilibrio de los pesos y contrapesos del poder.
Además, de que la lucha es por los altos niveles históricos de aceptación de AMLO, que es lo que realmente quita el sueño a opositores y detractores políticos. Andale. Así las cosas.