Con un espíritu navideño renovado han llegado millones de seres humanos en este año que agoniza.
Después de los dos años de pandemia y la recuperación de la economía, el mundo celebra la navidad con una fuerza que se percibe como algo necesario para continuar por las actuales y futuras generaciones.
Se trata de que la gente anhela la paz y el fin de la violencia en ese mundo convulso siempre sometido a una lucha de débiles en contra de poderosos.
Y los contrastes de la vida política siempre cambiantes de mucha gente angustiada que se enfrenta a una polarización de una lucha dividida en derecha, centro y la izquierda, en donde con el paso de los siglos nunca se ha podido encontrar el justo medio del poder con los fines de justicia y confraternidad entre unos y otros, los que someten y los que se dejan someter, cuando se percibe lejana la luz al final del túnel.
La lucha entre el bien y el mal, los poderes fácticos, ocultos y oscuros que agobian a los seres humanos que con el tiempo, han aprendido a liberarse por el cansancio, el hartazgo y la masa se rebela convertida en tsunami de fortaleza cambiante en las urnas en las democracias imperantes y también en todo gobierno que por mayor maldad que exista, cuando la gente se une para cambiar las estructuras nada ni nadie los detiene.
En un mundo renovado y cambiante ahora se lucha en contra de la pobreza y en la lucha de género en donde por fin son aceptadas y defendidas en forma abierta los gustos y preferencias de cada quien, siempre y cuando se respete la integridad, la individualidad y los derechos de todos los seres humanos y que no se afecte a terceros, niños y personas vulnerables.
Está visto que en México, existe un desencuentro de clases de ricos y pobres, pero también es cierto poco se ha podido avanzar cuando las universidades públicas están secuestradas de grupos de poder que pretenden adueñarse del destino de las actuales y futuras generaciones.
La universidad pública convertida en reina de las élites y dueñas del futuro y el presente de los jóvenes a los que se les mata el anhelo de superación y que también se enfrenta a las cofradías de algunos inútiles que hasta desconocen la práctica profesional y se dedican a simular para vivir en el privilegio de las academias, muchos “intelectuales” que en su perversión son más dañinos que la santa inquisición.
Pero con el avance de la internet la gente ha despertado y muchos acuden al autodidactismo para liberarse del yugo de la rústica universidad que no se transforma con el paso de los siglos y sigue siendo discriminatoria y racista.
El mundo está cambiando es cierto, y para quienes se desgarran las vestiduras tratando de seguir engañando al pueblo se equivocan, la gente ahora se educa y capacita así misma con la información accesible de internet.
En esta navidad la presencia de Jesús de Nazaret, emerge con mucha energía y cada vez más cierto en sus postulados de defensa de los pobres, débiles y enfermos, de los niños y ancianos por los que sigue pidiendo justicia y por los que dio su vida para bien de la humanidad, que no termina de aprender de su mensaje más vigente y válido que nunca. Así las cosas.