Sin duda, la elección del 2 de junio será la mayor disputada de todos los tiempos en el país.
Por lo pronto, la balanza está equilibrada entre los 90 años del pasado priísta y los seis años del mandato morenista.
Y todo parece, que en el mismo rasero se medirán los temas de corrupción, tráfico de influencias, nepotismo, abusos de poder, impunidad, inseguridad y el nivel del cinismo de los políticos en disputa en dónde el juicio de millones de mexicanos será el que decidirá el rumbo por venir.
Y aquí nada es extraño, en los de antes y los de ahora, está el debate y el rumbo por definirse.
En lo que se ve venir es un voto diferenciado, sí dividido toda vez que se trata de una elección compleja en dónde permea para los ciudadanos la ausencia de la política de lado y lado, por el descaro de dejar de hacer y dejar pasar, los abusos de poder en perjuicio de la gente.
Y en esto, únicamente estará en la mesa y conciencia de la decisión del voto en cada familia, que seguramente actuarán en bloque analizando a fondo el desempeño de los políticos que se olvidaron de la política por la salida fácil de acumular riqueza y poder.
La ausencia de la política en los políticos como una norma de principios rectores de la vida en común de la gente, regulada por el derecho ha fallado.
Todo, será parte de una decisión de quiénes evidencian falta de sentido común y una poca manera de conducirse con el ejercicio del poder público.
Por eso, es que los actores y actrices de la política que en los partidos políticos han quedado fuera de las postulaciones o intentan repetir en una reelección incierta, se dará una decisión en dónde el voto diferenciado se asoma a los próximo resultados de unos comicios con muchas sorpresas.
El sesgo que desde las cúpulas partidistas se avizoran, es el de la guerra sucia y las descalificaciones entre unos y otros, en dónde encontrar a un postulado hombre o mujer, libre de culpa de la corrupción, nepotismo y abusos de poder, tráfico de influencias y más, es lo que se verá bajo la lupa de una decisión que se ve como imposible, pero al final la democracia que no es perfecta, tendrá que seguir su cause en beneficio o no de las mayorías.
Pero el voto decide el rumbo, y en una decisión colectiva nadie tiene la culpa de lo que suceda en presente o futuro, porque el voto individual se une al de las mayorías, formando a la gran masa en dónde no hay clases sociales, religiones, gustos o preferencia, y de convierte en una voluntad popular.
Y como diría el maestro Alfonso Nanni, leche deslactozada, café sin cafeína, cerveza sin alcohol, periódicos sin periodistas y la política sin políticos. Ya que. Andale. Así las cosas.