La violencia está presente en el diario vivir, es casi antropológica. Los actos violentos representan relaciones de poder entre quienes desean ejercer dominación y quienes terminan siendo dominados. Existen distintas formas de violencia en el mundo: guerras, asesinatos, torturas, desapariciones, para las cuales se han buscado diferentes formas de neutralizarlas, emprendimiento inacabado de la especie humana. Pero ahora también existe la violencia escolar, el bullying escolar entre estudiantes, fenómeno que no es nuevo, pero, frente al cual nuestra sociedad no ha encontrado aún caminos eficientes de solución. (www.ucsc.cl/blogs-academicos/bullying-escolar-una-mirada-pedagogica-y-etica-del-problema )
Un nuevo ciclo escolar es el título de la colaboración semanal de Alguien como tú, publicada el 24 de agosto de 2020 en www.billieparkernoticias.com, ahí hicimos reflexiones en cuanto al regreso a clases de manera virtual, con motivo que en ese momento nos encontrábamos en medio de una pandemia de salud provocada por el Covid19 confinadas todas las personas a nuestros hogares.
Recordemos parte de nuestra deliberación: “La noche previa al inicio de este nuevo ciclo escolar, habrán más de 40 millones de alumnos de primaria y secundaria en el país que dormirán tranquilos y felices pues no tendrán que acudir a las aulas de manera presencial y dejarán de ser objeto de bullying escolar, esto se traduce en aproximadamente un 30% de los alumnos en nivel básico y medio superior a nivel nacional. ¿Lo había usted pensado?.
De acuerdo con la ONG International Bullying Sin Fronteras, en México 7 de cada 10 niñas, niños y adolescentes sufren algún tipo de acoso a diario en los centros escolares, por parte de las y los mismos compañeros y hasta de las y los maestros o personal de la institución educativa, que se manifiesta en comportamientos o conductas repetidas y abusivas con la intención de causar daño, dolor, sufrimiento, golpes, burlas, amenazas, exclusión de los equipos deportivos, insultos, etcétera, lo que provoca en la víctima un desequilibrio psicológico, un sentimiento de vulnerabilidad e indefensión e impotencia para defenderse.
Este tipo de violencia en el ámbito educativo y el acoso escolar son frecuentemente invisibilizados, ignorados o normalizados por las personas adultas y en muchas ocasiones el desenlace es fatal para las víctimas que con tal de no asistir a las escuelas y enfrentar a sus agresores se quitan la vida.
Luego, no todo ha sido malo en esta contingencia de salud provocada por el visitante que llegó sin avisar, pues no se hablará -mientras dure- de bullying escolar y las niñas, los niños y los adolescentes víctimas estudiarán a distancia sin angustia en un ambiente libre de violencia y desarrollarán sus capacidades intelectuales alejadas del estrés y del miedo.”.
Lamentablemente, el descanso de la violencia en la escuela para las niñas, los niños y los adolescentes duró poco, el maltrato y las agresiones entre la población infantil y los adolescentes, después del encierro necesario por más de dos años, incrementó en los centros escolares.
Es nuestro deber en el mes de la infancia visibilizar una vez más este fenómeno inacabado que sufren uno de cada tres jóvenes, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En México, 69.5% del personal docente ha mencionado que en sus grupos hay intimidación o abuso verbal entre estudiantes, y 58.7% reporta agresiones físicas entre el alumnado, de acuerdo a un informe de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MejorEdu).
En el nivel medio superior, el acoso escolar o bullying es la principal causa de abandono escolar en el 1% de los casos. Si embargo, 55% de quienes dejaron la escuela y señalaron otro motivo como el principal, sufrieron esta violencia al menos una vez, lo que denota que posiblemente por vergüenza u otro motivo no manifestaron la realidad vivida, solapada esta decisión por sus padres o tutores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el bullying escolar provoca depresión y ansiedad, lesiones físicas, fracaso escolar, problemas emocionales y hasta la muerte.
Tras enfrentar la peor pandemia de los últimos 100 años, con escuelas cerradas y en aislamiento, niñas, niños y adolescentes desarrollaron o profundizaron problemas socioemocionales. La normalización de la violencia desde edades tempranas disminuye las habilidades empáticas y puede ser una causa para que otras personas sean testigos de agresiones y no hagan nada por evitarlas.
La discusión pública no se debe centrar en el aumento de las penas a los adolescentes en conflicto con la ley, pues se dejaría a un lado el verdadero problema que versa en disminuir la conducta violenta de las niñas, los niños y los adolescentes en todos los ámbitos de su vida y sobre todo, objetivar el entorno social de desarrollo de la infancia y adolescencia, que presupone es violento en virtud de su comportamiento con las demás personas.
Las autoridades educativas federal y de los estados, deben implementar políticas públicas de aplicación real, encaminadas a la previsión, atención y eliminación de todos los tipos de violencia que se ejercen entre los estudiantes o del profesorado y/o personal administrativo hacia el alumnado dentro de los centros educativos o sus alrededores que recaiga en un acoso y/o bullying escolar, las cuales de manera inexcusable deben involucrar a los padres y a las madres de familia, quienes en sus hogares den continuidad a los protocolos de actuación.
Estas acciones deben ejercerse de manera conjunta con las autoridades de salud del ámbito federal y local, a través de diversas políticas públicas que tutelen como prioridad la salud mental de las y los ciudadanos, pues atendiendo en este rubro a la población en general, seguramente las actitudes violentas de las niñas, los niños y los adolescentes que actúan de acuerdo al ejemplo aprendido en su círculo familiar disminuirán y… ¿por qué no? se logren erradicar…