En 2003, Javier Herrera Borunda ya era mayor de edad cuando su padre, Fidel Herrera Beltrán, luchaba con todo en contra para ser candidato del PRI a la gubernatura de Veracruz a principios del año siguiente.
El político nativo de Nopaltepec, municipio de Cosamaloapan, no era el aspirante favorito del gobernador saliente Miguel Alemán Velazco, cuyo grupo más cercano de colaboradores, en su mayoría, lo repudiaba.
Alemán Velazco quería que lo sucediera su amigo fraterno Mauro Loyo, un prominente neurocirujano que despachaba como secretario de Salud. Sin embargo, ni Loyo Varela ni su jefe político aguantaron la presión de Fidel, quien amagó con aceptar la invitación de Ricardo Monreal, a la sazón gobernador perredista de Zacatecas, para ser nominado por el partido del sol azteca si el tricolor lo descartaba.
Pero antes de aceptar la postulación del priista cuenqueño, Alemán Velasco todavía jugó su última carta con Tomás Ruiz González, exdirector de Banobras y a la sazón diputado federal muy allegado a la maestra Elba Esther Gordillo Morales, poderosa lideresa del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE).
Ruiz González, quien fue el primer titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de la Secretaría de Hacienda, tampoco logró desplazar a Herrera Beltrán de las preferencias electorales pues, al igual que pasa ahora con la secretaria de Energía, Rocío Nahle, al gordillista los simpatizantes y aliados de Fidel le desataron una fuerte campaña mediática sobre su dudosa oriundez veracruzana.
Lo etiquetaron de “candidato golondrino” y esparcieron la versión de que no había nacido en Veracruz, sino que presuntamente era originario de Yucatán. Inclusive le atribuyeron al entonces alcalde priista de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, de haberle conseguido un acta de nacimiento falsa.
No obstante, algunos políticos veteranos del partido tricolor aseguraban que Tomás Ruiz sí tenía sangre veracruzana por una lejana línea de parentesco de uno de sus abuelos ligado familiarmente con el general Miguel Alemán González, un militar que se sumó al movimiento revolucionario en la región de Acayucan y que fue padre del expresidente Miguel Alemán Valdés.
La anecdótica historia de la candidatura de Fidel Herrera viene a cuento porque ahora su hijo Javier, como secretario de Organización del CEN del Partido Verde –que ha sido aliado del PRI, del PAN y ahora de Morena–, es el principal promotor de Rocío Nahle para la gubernatura de Veracruz, a contracorriente de otros aspirantes morenistas que están impugnando a la ingeniera química zacatecana por incumplir precisamente con dos requisitos fundamentales establecidos por la Constitución Política local: haber nacido en la entidad o ser hija de padres veracruzanos.
Este fin de semana, en el puerto de Veracruz, el joven Herrera Borunda se atrevió a declarar que “como padre (Fidel Herrera) me respalda en todo lo que yo haga, pero hay que entender la realidad de Veracruz y ahorita hay una puntera y es Rocío Nahle y vamos a apoyarla”.
– ¿Su papá también apoya a Rocío Nahle?
– Todos, todo Veracruz.
– Pero… ¿su papá como exgobernador?
– Todo Veracruz, (mi papá) es veracruzano.
¿Qué tal? ¡Vaya pragmatismo de la 4T!