Durante décadas, la clase política veracruzana brilló en el escenario nacional.
En la etapa postrevolucionaria, dos exgobernadores de Veracruz, Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines, llegaron inclusive hasta la Presidencia de la República. Pero en los sexenios posteriores otros políticos veracruzanos fueron incluidos en los gabinetes presidenciales como secretarios de Estado o en la dirigencia nacional del PRI y en los sectores del partido hegemónico, principalmente en el campesino. Por solo citar algunos nombres, mencionaremos al tuxpeño Jesús Reyes Heroles, quien dirigió Pemex, al Revolucionario Institucional y fue secretario de Gobernación y de Educación Pública; así como a los exgobernadores Rafael Hernández Ochoa, extitular de la Secretaría del Trabajo; Fernando Gutiérrez Barrios, exsubsecretario y exsecretario de Gobernación; Agustín Acosta Lagunes, exsubsecretario de Hacienda; Dante Delgado Rannauro, exembajador en Italia y exProcurador Agrario; Patricio Chirinos, exsecretario de Desarrollo Urbano, etcétera, etcétera.
Sin embargo, en los últimos 20 años, en los que se han alternado gobernantes del PRI, PAN y ahora de Morena, la clase política veracruzana ha pasado de ser un referente de prestigio a una vergüenza nacional.
El priista Fidel Herrera Beltrán, que gobernó Veracruz de 2004 a 2010, pasó tristemente a la historia del estado con el mote de "Z-1" por haber dejado entrar en la entidad al sanguinario Cártel de Los Zetas, el grupo armado del Cártel del Golfo integrado por desertores del Ejército Mexicano que se separó del grupo delictivo liderado por Osiel Cárdenas Guillén, disputándole a la organización criminal fundada en Tamaulipas las plazas de Veracruz, Tabasco, Campeche y hasta Quintana Roo.
Después de Herrera Beltrán llegó a la gubernatura su ex secretario de Finanzas, Javier Duarte, quien desde 2017 está preso en el Reclusorio Norte de la CDMX, donde purga una sentencia de 9 años de prisión por asociación delictuosa y lavado de dinero. Ayer, Duarte de Ochoa felicitó a la gobernadora Rocío Nahle a través de la red social X, considerándola como la líder que Veracruz "merece y necesita en estos tiempos".
"Más allá de ideologías políticas, de filias, de fobias y de odios llegó el tiempo de la reconciliación y del crecimiento y desarrollo político, económico y social de Veracruz", publicó Duarte, quien fue expulsado del PRI en 2016 en cuanto emitieron la orden de aprehensión en su contra.
"Ya era hora de que llegara una persona que se dedicara a atender lo importante y no tuviera como única bandera la venganza y el revanchismo político por un lado, y por otro que tuviera la capacidad y la experiencia de gobernar un estado tan complejo como el nuestro", finalizó.
Obviamente el comentario de Duarte fue en alusión al expriista Miguel Ángel Yunes Linares, quien al sucederlo en la gubernatura en diciembre de 2016 se dedicó a perseguir y extorsionar a sus presuntos prestanombres. Ahora, el exmandatario de la alianza PAN-PRD, junto con su hijo, el senador Miguel Ángel Yunes Márquez, se han convertido en la vergüenza nacional luego de haberle dado a Morena, a cambio de impunidad, el voto 86 para que el Senado aprobara con la mayoría calificada la reforma judicial.
Pero, afortunadamente para ellos, desde ayer el "impresentable" Cuitláhuac García acaparó los peores comentarios en la prensa nacional luego de que la presidenta Sheinbaum anunció que lo incorporaría en un "cargo estratégico" de su administración.