Con excepción del petista Gerardo Fernández Noroña, ninguno de los otros cinco aspirantes a la coordinación de los comités de defensa de la Cuarta Transformación –nombramiento usado por la dirigencia de Morena para burlar la normatividad electoral, pues legalmente las precampañas presidenciales deben iniciar hasta noviembre próximo– ha reparado en las graves desviaciones en que están incurriendo algunos de sus gobernantes estatales y que ponen en entredicho los principios doctrinarios de la 4T.
A menos, claro está, que la incorporación de estos siniestros personajes en áreas estratégicas de gobernabilidad y procuración de justicia sea parte de una maquiavélica maniobra del grupo en el poder ante un previsible conflicto postelectoral que pudiera darse a mediados de 2024.
En Puebla, por ejemplo, el priista Ardelio Vargas Fosado –quien en mayo de 2006, durante la represión en San Salvador Atenco, Estado de México, era jefe del Estado Mayor de la Policía Federal Preventiva– fue nombrado el miércoles antepasado subsecretario de Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación estatal, lo que indignó a organizaciones sociales y políticas ligadas a la izquierda, quienes ven en él una figura “caciquil y represora”.
Ante las críticas, el gobernador morenista Salomón Céspedes justificó que “el gobierno no lo hace un solo hombre ni una sola mujer, sino que lo hacemos todos”, y que
“estos movimientos obedecen estrictamente a la mejora del gobierno, al cierre, a la gobernabilidad, a las áreas de oportunidad”.
Ardelio Vargas fue acusado por un centenar de ejidatarios del municipio de Pantepec de estar involucrado en un operativo para despojarlos de sus tierras el pasado 30 de abril, sin tener en ese momento ninguna autoridad civil ni militar. Su cacicazgo en la Sierra Norte de Puebla impuso a su hija Guadalupe Vargas en la alcaldía de Xicotepec.
“Es un mensaje de mano dura para las organizaciones sociales en Puebla”, dijo José Luis Leyva, dirigente del Movimiento de Autogestión Social, Campesina, Indígena, Popular.
El único aspirante presidencial que reaccionó fue Fernández Noroña, del PT, quien en su visita a Puebla lo calificó como “un funcionario de una larga trayectoria siniestra, que siempre ha sido cuestionado”.
A su vez, el diputado federal de Morena, Alejandro Carvajal, dijo que Vargas Fosado no encaja en la política de la Cuarta Transformación, pues recordó que “en Puebla reprimió a las normalistas de la escuela rural Carmen Serdán, de Teteles, por lo que creemos que es sumamente grave para el estado (su nombramiento) y demuestra una cara negativa rumbo al proceso electoral 2024 por la posición política que se le encomienda”, alertó.
Refirió que Ardelio Vargas encabezó también los desalojos en contra de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca cuando era jefe en la PFP.
Por otra parte, en Quintana Roo, la gobernadora morenista Mara Lezama perfila para la Fiscalía General del Estado a Raciel López Salazar, polémico exdelegado de la FGR en el Edomex y en la entidad caribeña.
En Puebla fue secretario de Seguridad Pública con el finado gobernador Barbosa, quien lo destituyó en 2021 por estar rodeado de “un equipo de puro mafioso”.