Desde su construcción, las terrazas de la playa, que servirían para contener la arena y el embate de las olas no habían pasado la prueba de algún frente frío, que azotara con vientos de más de 100 kilómetros por hora hasta hace unos días, cuando llegó el número 19, con rachas violentas.
Las terrazas que fueron construidas desde la pasada administración servirían, entre otras cosas, para que la arena no llegara a los carriles de circulación cada vez que azotara algún norte, y frenar el oleaje para que no llegara al muro de contención.
En un recorrido hecho por Imagen del Golfo se pudo constatar que varias de las terrazas han quedado prácticamente sepultadas, a nivel de la orilla de la playa.
De nada sirvieron los enormes bloques de cemento de casi 3 toneladas de peso y de dos metros y medio de altura, que colocaron para sostener la arena y gravilla con que fueron rellenada.
El fuerte oleaje provocado por las rachas de aire hizo que enormes cantidades de arena se acumulara frente a algunas terrazas, quedando casi a nivel de la orilla del mar.
En otros tramos, frente a Playa Sol, donde el mar llega al muro de contención, los daños son más visibles, donde prácticamente destruyó la terraza, al socavar las enormes estructuras de cemento, las cuales se entierran a consecuencia del oleaje.
Han sido muchos los intentos de varias administraciones para dar una solución al problema, ya que, conforme pasan los años al parecer el mar reclama su antiguo lugar, ya que el hombre le ha robado mucho de su terreno.
Hasta ahora todo ha sido inútil, y solo se sigue enterrando millones de pesos.