La ciudad de Xalapa tiene un tipo de suelo volcánico, lo que sumado a asentamientos irregulares provoca accidentes por deslaves, explicaron investigadores del Instituto de Ecología (Inecol).
La investigación detalla que "la topografía de la ciudad de Xalapa y su Zona Metropolitana es accidentada, con un relieve irregular de fuertes pendientes y barrancas profundas. Este relieve lo cubren principalmente suelos derivados de rocas volcánicas extrusivas, así como suelos volcánicos residuales alterados, modificados y transformados in situ por los propios agentes ambientales".
De tal modo, resulta de alto riesgo para quienes edifican sus viviendas sin regulación y sin tomar en cuenta el tipo de suelo.
El estudio, realizado por Franklin Rendón, Griselda Benítez y José Luis Álvarez-Palacios detalla que el material resultante de los suelos volcánicos, modificado por los propios agentes ambientales, puede ser poco apto para la urbanización.
"Una característica, quizá la más importante, es la variación de su resistencia, la fragilidad y vulnerabilidad de su respuesta así como de sus propiedades mecánicas en respuesta a cambios en el contenido de agua que adquieren al infiltrar el agua de la lluvia o los escurrimientos superficiales, o los que ocurren en el cuerpo del suelo (subsuperficiales)", destaca el estudio de Inecol.
Y es que advierte que cuando los suelos volcánicos no están confinados y empacados "se disgregan, y bajo la acción del agua de lluvia se trasforman en suelos blandos a muy blandos, pegajosos e inestables, por lo que pueden deslavarse o derrumbarse y fluir como lodos viscosos con facilidad".
Los suelos volcánicos solo son estables si están confinados y empacados por factores topográficos o geológicos, que los protegen de la alteración cuando son expuestos a los agentes de la intemperie.
A la par, el Instituto de Ecología resalta que "los suelos de origen volcánico están constituidos por arcillas y limos de plasticidad media a alta, razón que explica su comportamiento inestable y frágil si no están confinados, y los hace también susceptibles a la erosión hídrica; se agrietan tanto por las lluvias como por la sequía. Ejemplo de ello son los taludes expuestos a la intemperie que eventualmente se desgajan y deslizan".
En el tema, explican los investigadores de Inecol, la vegetación juega un importante papel en la conservación de estos suelos, particularmente el bosque mesófilo de montaña o de niebla.
"Este servicio ambiental del bosque de niebla ha sido muy afectado en la conurbación de Xalapa por la extensa superficie de ocupación irregular sobre sitios considerados de bajo valor inmobiliario por estar en lugares de alto riesgo, pues es relativamente fácil estimar cuáles terrenos son susceptibles a deslizamientos de laderas. Por lo tanto, más grave aún es que se puede estimar con antelación que esos sitios de bajo valor inmobiliario son también áreas de alta peligrosidad. En contraste, y si se logra conservar la vegetación natural, resultan de alto valor ecológico y paisajístico".
Pero el resultado es, concluye Inecol, que "los habitantes de ocupación irregular padecen constantes amenazas ambientales como deslizamientos, derrumbes y deslaves en las partes altas e inundaciones en las partes bajas. Sobre todo en la periferia de Xalapa, se reportan datos muy diversos sobre el número de colonias afectadas anualmente.
“Los habitantes de al menos 20 colonias cada año registran deslaves o inundaciones debido a que están asentados en zonas de alto riesgo".