Madres veracruzanas, en duelo y sin tregua por desaparecidos

"Yo necesito volver a ver a mis hijos, como sea, como sea que estén, pero necesito volver a verlos... no puedo con esta angustia", expresa, con llanto y desesperación, Teodora Contreras Aguilar, quien busca a sus dos hijos y a su nuera, desde hace siete años.

La madre relata que sus hijos fueron "levantados" en Xalapa. Teodora es una de las madres veracruzanas del Colectivo por la Paz que pide a las autoridades se aceleren las investigaciones para dar con el paradero de sus seres queridos.

Mario Alberto de Ocampo Contreras, Cirilo Manolo de Ocampo Contreras y Soledad Castillo Montero, tenían 32, 35 y 34 años, respectivamente, cuando desaparecieron en 2010.

Teodora recordó que fue en mayo de 2010 cuando un comando armado se llevó a su hijo Cirilo, a su nuera Soledad y su nieta de 9 años, quien acababa de librar un cáncer.

"Llegaron los sujetos en una camioneta y los baleó afuera de su casa, no sabemos en dónde los lastimaron, porque había sangre tirada en el piso... Mi hijo gritaba que a su niña no le hicieran nada, y salió su esposa y también la agarraron, la subieron a otra camioneta y también subieron a la niña con ella, en otra camioneta se llevaron a mi hijo... Luego devolvieron a mi nieta, supimos que los tuvieron en un hotel, a ella -la niña- la dejaron abandonada en el IMSS, y nos localizaron para poder ir por ella, porque ella dio en el hospital nuestros datos. Ella nos dijo: los hombres malos se llevaron a mi mamá y mi papá".

Luego de los hechos, Teodora comentó que comenzó a recibir llamadas amenazantes.

"Me amenazaban vía telefónica y me decían que si yo daba parte a la policía, iban a levantar a toda mi familia... yo me estaba muriendo de angustia, pero mi hijo Mario siguió buscándolos... y el 18 de junio estaba mi hijo en la calle con mi nieto y le dijo que iban a pararse para esperar si pasaban los gallos de su papá, porque a mi hijo (Cirilo) le gustaban lo gallos, y tenía suerte, y unos tipos, que sabemos que eran zetas, le decían que le iba a durar poco el gusto...Pasó una camioneta y le dijo a mi hijo -Mario- que lo iban a llevar con su hermano, le pegaron con una pistola y lo aventaron a la camioneta, fue cuando mi nieto salió corriendo a decirme: abuelita, también se llevaron a mi tío".

Fue un mes y medio después de que se llevaran a Cirilo y Soledad, cuando se llevaron a Mario, el otro hijo de Teodora, narró.

Con angustia, la madre expuso que no ha logrado juntar el recurso económico para acudir a la Ciudad de México para interponer la denuncia ante la Procuraduría General de la República.

Y es que tras la desaparición de sus dos hijos, Teodora y su esposo, enfermo, quedaron a cargo de sus cuatro nietos. Hacía tamales para vender, pero ya no puede realizar esa tarea porque está enferma de la espalda.

"Yo no pierdo la esperanza... mi necesidad es ver a mis hijos, aunque sea su cadáver, antes de morir, pero yo no he podido ir al DF por falta de dinero... yo lo que pido es a las autoridades que hagan la investigación para saber en dónde están mis hijos... Yo necesito que aparezcan mis hijos".