El acceso a la salud, el derecho a considerar la interrupción del embarazo, el acceso a la justicia en caso de menores embarazadas por consecuencia de abuso sexual, así como el acceso a la educación, la educación sexual y uso de métodos anticonceptivos deben garantizarse a las menores de edad y a todas las mujeres.
Cuando una menor de edad se embaraza, se enfrenta a diversas situaciones en su vida; no solo al ver alterado su proyecto o ritmo de vida, sino cambios físicos y hormonales, así como en algunos casos discriminación o violencias en su ámbito social o en su mismo círculo familiar y escolar.
De ahí que debe garantizarse el acceso a sus derechos, entre ellos el derecho a la salud.
Además, cuando la menor tiene menos de 15 años, es decir 14 o menos, lo primero que debe investigarse, de acuerdo con lo establecido por los protocolos legales, es que el embarazo no sea producto de un abuso sexual, expusieron especialistas en derechos humanos de las mujeres, para IMAGEN DEL GOLFO.
Algunas niñas-adolescentes abandonan sus estudios debido al embarazo, lo cual no debe ocurrir, acentuó la defensora de derechos humanos de las mujeres, Martha Mendoza Parissi.
Cada vez tiene que ser menos que una niña pueda ser discriminada por estar embarazada, esto ya no podría y ya no debería suceder; quizás se da en zonas donde hay desinformación, no digo zonas rurales, sino en cualquier zona donde haya desinformación.
“Es más común que en escuelas privadas religiosas se discrimine o señale a las niñas y se les dé de baja, con el supuesto de que es para no dañarlas a ellas".
De ahí que enfatizó: "claro que hay supuestos y hay discriminación, la discriminación es una forma de violencia".
La violencia contra niñas y adolescentes la hemos visto durante los últimos años manifestarse sobre todo en niveles de Bachillerato y Secundaria, donde las niñas básicamente ya tienen más autonomía, “ya no se quedan calladas”, apuntó.
"Las niñas de Secundaria y Bachillerato están hablando. En el caso de las niñas más pequeñas es más difícil porque son más manipulables y esto es peligroso".
De ahí que acentuó que el profesorado debe poner atención y aprender a visibilizar la violencia contra niñas y adolescentes.
Por su parte, la coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres, Estela Casados González, expuso que es fundamental estar alerta, pues "el embarazo adolescente y el embarazo infantil no siempre son resultado de una relación consensuada (...) A veces tiene que ver con situaciones de pederastia".
En ese sentido, es importante que los centros educativos tengan espacios en donde se respeten los derechos humanos de las niñas y las adolescentes que están en un proceso de embarazo.
"Me parece que es sumamente urgente, un elemento importante que abonaría a la no discriminación sería específicamente la atención de las niñas y adolescentes que pasan por un proceso de embarazo.
Deben ser incluidas para garantizar su educación, y se debe vigilar las condiciones en las que se encuentran, que sean respetados sus derechos".
Asimismo Erika Antonio, directora de la asociación civil Movimiento de Apoyo a Niños Trabajadores y de la Calle (Matraca), hizo hincapié en que en el caso de niñas-adolescentes en situación de calle y/o en trabajo en calle con embarazo la situación es aún más complicada.
Ahí, las menores están expuestas a mayores peligros, condición de vulnerabilidad por escasos recursos, violencia intrafamiliar, falta de acceso a la salud y al ejercicio de sus derechos.
Pero enfatizó que en el caso de las menores de 14 años tiene que investigarse primeramente si hay una situación de violencia o abuso sexual y, en todo caso, que las menores tengan la opción de interrumpir el embarazo.
La Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA) detalla que el embarazo en adolescentes es un fenómeno que ha cobrado importancia en los últimos años debido a que México ocupa el primer lugar en el tema entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el país, la tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
En México, 23 por ciento de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años. De estos, 15 por ciento de los hombres y 33 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual.
De acuerdo con estos datos, aproximadamente ocurren al año 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años.
El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) refiere, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, cuatro de cada 100 adolescentes en el país está o ha estado en unión conyugal.
A nivel nacional, según datos del Cuestionario Ampliado del Censo de Población y Vivienda 2020, la tasa específica de fecundidad en las adolescentes fue de 42.96 nacidos vivos por cada mil mujeres de 15 a 19 años.
El estado de Veracruz tiene una tasa de fecundidad de 45.70 en mujeres de 15 a 19 años de edad; es decir, está por arriba de la media nacional.
Primeramente se ubica Chiapas con una tasa de 64.83, le sigue Michoacán con una tasa de 55.29 y Guerrero con una tasa de fecundidad de 55.22 mujeres de la citada edad.
En esta tasa de fecundidad de mujeres de entre 15 y 19 años de edad, Veracruz se ubica en el sitio 13 en el país, refiere INEGI con base en el Censo de Población y Vivienda 2020.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) resalta que unos 16 millones de adolescentes de 15 a19 años y aproximadamente, un millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos.
"Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a19 años en todo el mundo. Los bebés de madres adolescentes se enfrentan a un riesgo considerablemente superior de morir que los nacidos de mujeres de 20 a 24 años", advierte la OMS.