El tejido de vestimenta típica es una tradición que ha pasado de generación en generación en la familia Zepactle Jiménez. La familia de artesanos está integrada por cinco personas y es originaria de Tequila, municipio ubicado en la Sierra de Zongolica.
El mayor es Samuel Zepactle Jiménez, quien dio continuidad al trabajo de sus padres y abuelos y se dedica a la elaboración de piezas textiles con diseños y técnicas ancestrales.
Tiene 30 años de edad y ha obtenido premios en el ámbito nacional por su contribución a la conservación del tejido de más de cien años de antigüedad. Cuenta con su propio taller y busca preservar la tradición.
“Yo prácticamente empecé a tejer de niño. Lo dejé un momento, pero nuevamente he retomado el oficio. La mayoría de los jóvenes se dedican a otra cosa, somos pocos hombres que tejemos, en mi municipio soy el único, el otro gran maestro es de Zongolica”.
Adiestrado por su madre y abuela, comenzó a tejer a la edad de 16 años y posteriormente inculcó el tejido a sus hermanos y sobrinos para que la técnica no se pierda con el paso del tiempo.
Admitió que las técnicas e iconografía originaria de la sierra de Zongolica estaba a punto de extinguirse pero incluso colabora en la restauración de algunas piezas en museos, aportando sus conocimientos a los antropólogos, quienes le comparten el acervo cultural que se ha resguardado.
“Yo me especializo en la categoría de fajas, siempre he participado con fajas, me dedico a preservar la iconografía y más que nada estar enseñando las técnicas que están por perderse. Más que nada la preservación y en cuanto a técnicas también, ahorita me dieron el premio porque rescaté la iconografía antigua, de 100 a 150 años de antigüedad y que se estaba perdiendo”.
Reconoció que persiste la falta de interés y de nuevos artesanos que contribuyan a la conservación del tejido. Y es que persiste la resistencia por involucrarse en el tejido de ropa tradicional. Por ello con su labor busca que jóvenes se sientan atraídos en la preservación de sus tradiciones y que no sea visto como una actividad que solo es para las mujeres.
Compitió por primera vez y obtuvo el tercer lugar en una muestra de arte popular en 2013, en Oaxaca. Luego obtuvo reconocimientos en concursos de la misma categoría en el 2015, 2016 y 2017. Actualmente enseña a las nuevas generaciones el tejido tradicional, como una forma de rescatarlo y preservarlo.
“Hace un tiempo andaba Arte Popular en la sierra de Zongolica, fue cuando registré una pieza y resulté ganador del tercer lugar en 2013, en un concurso que se celebró en Oaxaca, de ahí me siguieron invitando a otros concursos, en el 2015 gané otro premio en cuanto a diseño y técnica, en el 2016 y 2017 gané otros premios”.
Este año ganó el Concurso Nacional de Grandes Maestros, en donde fue distinguido con el premio único en la categoría textil, en el cual fueron postuladas 125 piezas y únicamente premiadas 22 categorías. Su obra concursante se llamó “Muestrario de figuras” y fue una composición de fajas que rescataba técnicas e iconografía casi extintas de los pueblos originarios de la región de las Altas Montañas.