Las agresiones al ecosistema marino empiezan desde tierra adentro, con la interminable extracción de agua del subsuelo y la contaminación de los cuerpos de agua dulce, alertó Virgilio Arenas Fuentes, investigador del Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías de la Universidad Veracruzana.
Dejó en claro que al mar y sus especies no sólo se les contamina con los vertidos de aguas residuales y actividades pesqueras, sino también con acciones que se realizan a muchos kilómetros de la costa, como los vertidos contaminantes a los ríos y a mantos subterráneos.
De hecho, muchas actividades costa arriba también se han visto afectadas pues aparentemente los ríos traen menos contaminantes, pero el verdadero problema hoy en Veracruz es el acuífero, y la mayoría de los veracruzanos lo ignora porque no está a la vista sino en forma subterránea.
“Los ríos Jamapa, La Antigua, Papaloapan, forman un gran acuífero; no sabemos qué tan profundo es, qué tanto se extiende, lo que sí sabemos es que ese acuífero se extiende también mar afuera, y lo que hagamos con el acuífero en la parte alta va a repercutir en la vida marina.
“Si hacemos pozos y extraemos agua sin dejarle a otros y la usamos para fines agrícolas, va a cambiar las características del acuífero. En Veracruz tenemos una especie de termómetro de cómo está el acuífero costero, son nuestras lagunas interdunarias, que las han desecado: esa comunicación entre ese sistema costero veracruzano la venimos afectando”, alertó Arenas Fuentes.
Fue enfático en que la contaminación en los mares es grave, pero no es menor la que se registra en tierra firme, sólo que es menos visible y comprendida porque al quedar bajo suelo parece desaparecer y su efecto no se percibe.
Se da poca importancia a los mantos freáticos y a las lagunas que con el crecimiento de la ciudad quedaron rodeadas por la mancha suburbana en colonias de la periferia, como si fueran simples charcos gigantes sin ninguna importancia en el ecosistema.
Cabe recordar que en las últimas tres décadas varias agrupaciones ambientalistas han llamado la atención sobre el daño causado a cuerpos lacustres al permitir asentamientos irregulares en alrededores de lagunas pequeñas, medianas y grandes.
Ante la carencia de drenaje sanitario, las familias vierten en ellas sus aguas residuales y jabonosas, además de que las letrinas con fosa séptica contaminan porque los residuos fecales tarde o temprano pasan al subsuelo y al lecho de los cuerpos acuáticos.
En otros tiempos, en algunas de ellas las familias acampaban, pescaban y hasta se bañaban porque al estar deshabitados sus alrededores no había contaminación. Inclusive, en sus alrededores se podía observar tortugas, iguanas, mapaches, tlacuaches y otras especies.
Al paso de los años la situación cambió y esos espacios se convirtieron en vertederos de desechos, malolientes, con maleza y fauna nociva