Con la invalidación de la elección en el municipio de Veracruz, se confirma y acredita que la familia Yunes hizo trampa -violentando las reglas electorales para perpetuarse en el poder-, por lo que ahora corresponderá al Congreso del Estado nombrar un Concejo Municipal que dará pie a nuevas elecciones locales.
Dichas elecciones extraordinarias se realizarían el último domingo de marzo del 2022, sin que haya posibilidad de que compitan Patricia Lobeira y Miguel Ángel Yunes Márquez, al comprobarse que son “delincuentes electorales”, sin soslayar otras denuncias penales en su contra que quedan pendientes por resolver.
La resolución del Tribunal Electoral de Veracruz, cuyos magistrados votaron 2 a 1 a favor de la anulación de la elección -al acreditarse rebase de tope de gastos de campaña-, deja a los Yunes en estado crítico en medio de una contienda interna del PAN, toda vez que ofrecieron casi todo los cargos y puestos del Ayuntamiento en la búsqueda de concretar su ambición de poder.
Perder la llamada Joya de la Corona, que es el puerto de Veracruz, es una derrota para Miguel Yunes y su parentela que va más allá del Ayuntamiento, toda vez que las consecuencias tienen impacto demoledor en sus aspiraciones para el 2024.
A decir de su mismo equipo de trabajo, queda en evidencia su vulnerabilidad y la pérdida de poder, por lo que todos los panistas -a quienes ya habían prometido puestos de trabajo en el municipio- quedarán esperando ante un mundo cada vez más adverso y pequeño para los Yunes.
Y para colmo de sus males, además de la derrota electoral, comentan que el presidente López Obrador tiene información que confirma que Miguel Ángel Yunes Linares, decidió esconderse ante la inminente orden de aprehensión que en breve ejecutarían en su contra.