El 16 de septiembre de 2011, Gabriel Fonseca Hernández, conocido como “Cuco”, se esfumó sin dejar rastro.
Era un joven reportero de que ya tenía dos años cubriendo la fuente policiaca en Acayucan, Veracruz.
La pobreza en la que nació, creció y vivió lo obligaron desde muy temprana edad a trabajar para contribuir a los gastos de la familia.
Medios locales refirieron que el día que se inscribió para estudiar en la UPAV en Soconusco, estaba alegre. Hubo quienes le apoyaron para la inscripción, para las libretas.
Aquella noche, Gabriel Manuel Fonseca Hernández asistió al palacio municipal de Oluta para cubrir la tradicional celebración del grito de independencia.
Pero lo que debía ser una velada festiva, terminó por convertirse en una despedida que dejó más preguntas. Gabriel, tras convivir con funcionarios municipales y colegas, se retiró.
Decidió marcharse y desde esa madrugada nadie volvió a verlo. Los días siguientes su padre comenzó a buscarlo con desesperación, pero la ausencia del joven periodista seguía siendo un enigma. Las horas pasaban y las pistas se desvanecían.
Algunos testigos aseguran haberlo visto el 17 de septiembre, un día después de la celebración, caminando hacia la inspección general de policía, un lugar que Cuco frecuentaba debido a su trabajo.
Sin embargo, más allá de estas vagas referencias, no hay certezas sobre su paradero. Desde entonces, 13 años han pasado sin que se haya encontrado alguna pista definitiva.
El ambiente en Acayucan en 2011 no era el más seguro. La región estaba asediada por secuestros, extorsiones y violencia relacionada con el crimen organizado.
Apenas unos meses antes, el periodista Noel López Olguín había sido secuestrado y asesinado, su cuerpo hallado en una fosa clandestina.
Cuco Fonseca, el joven que soñaba con crecer en el periodismo, parecía haberse sumado a esa lista negra de comunicadores desaparecidos o asesinados.
Una de las teorías más inquietantes es que Gabriel Manuel Fonseca Hernández no fue la única persona que desapareció ese fatídico 17 de septiembre. Un vendedor de tortas, amigo del reportero, también fue visto por última vez aquel día.
Ambos solían encontrarse en la zona de la policía municipal, donde Cuco recopilaba datos y tomaba fotos para sus reportajes. No obstante, la conexión entre las dos desapariciones sigue siendo incierta, y ninguna línea de investigación ha dado resultados claros.
Este 2024 se cumplen 13 años desde que Gabriel “Cuco” Fonseca fue visto por última vez. A pesar de que algunas investigaciones llevaron a la localización de cenizas en una gravera en Soconusco, las pruebas de ADN no han podido confirmar si esos restos pertenecen a Cuco.
La desaparición sigue siendo una herida abierta para su familia, amigos y colegas, que no han dejado de buscar respuestas. La pregunta sigue en el aire: ¿Qué pasó con Gabriel Fonseca?