Los campos y pozos petroleros de la zona sur del estado de Veracruz, son ´blanco´ de las bandas delictivas para cometer robos con violencia, a provechándose que son instalaciones alejadas del casco urbano y en ocasiones ni con señal de telefonía celular.
Para los delincuentes, perpetrar un atraco en estos sitios de trabajo, es ´ganar o ganar´, debido que si no pueden robar herramienta, insumos o piezas de los equipos, terminan asaltando a los obreros de Pemex, a quienes despojan de dinero en efectivo y equipos de telefonía celular.
A pesar que la exparaestatal petrolera interponen las denuncias correspondientes, siempre y cuando las piezas robadas sean propiedad de ellos, las investigaciones ministeriales no concluyen con las detenciones de los trasgresores de la ley, al menos en los casos documentados en esta parte del estado.
ALERTA EN CAMPO RABASA
Durante este lunes, se activaron todos los protocolos de seguridad, en el campo Rabasa, ubicado en el kilómetro 8 de la carretera antigua Agua Dulce-Coatzacoalcos, donde una camioneta sospechosa con vidrios polarizados, llegó hasta la plataforma exploratoria, lo que causó temor entre los obreros sindicalizados.
En ese momento, solicitaron la intervención de la policía municipal, quienes en coordinación con la policía estatal, naval y marinos, ´blindaron´ el campo petrolero sin que pudieran detener a los sospechosos.
Caminos de terracería y de difícil acceso, son las rutas que rodean estos equipos, por lo que cuando son asaltados, las patrullas tardan en llegar al punto del atraco.
TEMEN ´OLA´ DE ROBOS
La clase trabajadora, cree que los delincuentes comenzaron a merodear estas instalaciones, con fines delictivos, debido que los mismos sospechosos, lograron ingresar al campo El Brillante, donde laboran otras cuadrillas durante todo el día.
Consideraron que es necesario que un grupo de Seguridad Física de Pemex, de los llamados ´especiales´, puedan establecer medidas eficientes y permanente para la prevención del delito, debido a que durante estos asaltos, trabajadores han estado a punto de morir por las salvajes golpizas que reciben.