El patrimonio cultural de México es bien conocido en todo el mundo; por desgracia, muchas de las piezas fabricadas por las deferentes culturas de nuestros pueblos originarios no están en territorio nacional y ahora forman parte de colecciones que se exponen en varias partes del mundo.
Y aunque algunas de estas piezas pueden no ser más que trozos de vasijas o silbatos prehispánicos, hay otros artefactos que son considerados tesoros dentro de la arqueología nacional y parte del patrimonio de nuestro país.
Tal vez el más impresionante de estos tesoros es el Penacho de Moctezuma, tocado de plumas de quetzal el cual se encuentra hoy día en el Museo de Etnología de Viena, Austria. Esta pieza se atribuye a Moctezuma II, último gobernante azteca antes de La Conquista.
Su valor es de alrededor de 50 millones de dólares, y aunque en reiteradas ocasiones se ha pedido a Austria que sea devuelto, se alega que el traslado podría causar daños irreparables a esta pieza debido a su fragilidad.
En el Museo Británico de Londres se encuentra la Máscara de Quetzalcóatl; la pieza hecha de jadeíta y decorada con mosaicos de turquesa y conchas de turquesa tiene la forma de dos serpientes entrelazadas formando los ojos y nariz de Quetzalcóatl.
Además, en ese mismo sitio se encuentra la máscara de Tezcatlipoca, otra pieza considerada una obra de arte azteca.
En la biblioteca Pública de Nueva York descansa el Nican Mopohua, manuscrito del siglo XVI que relata las apariciones guadalupanas en 1531, lo que lo hace una pieza invaluable del sincretismo religioso para el nacimiento del México moderno.
Desde 1880 se encontraría en los Estados Unidos cuando se subastó una colección sobre México en Londres y adquirida por James Lenox, la cual incluía la biblioteca de José Fernando Ramírez, donde se encontraba el escrito.
Aunque a lo largo de los años se han logrado recuperar varias piezas prehispánicas de otras partes del mundo, el proceso suele ser bastante complicado y muchas veces hay lagunas legales que impiden que esto se lleve a cabo.