En el Estado de México, la temporada de lluvias ha permitido la recuperación de la mayoría de las presas, sin embargo, algunas siguen presentando niveles preocupantes.
De las 14 principales presas en la entidad, 11 han logrado superar el 80% de su capacidad de almacenamiento tras la sequía reciente.
No obstante, dos de las más cruciales para el Sistema Cutzamala aún no logran una recuperación completa.
De las más importantes, como Villa Victoria y Valle de Bravo, aún no se reponen de la crisis.
Villa Victoria, una de las principales fuentes de agua del Sistema Cutzamala, actualmente registra un nivel de llenado del 53%, con un almacenamiento de 98.091 hectómetros cúbicos.
Aunque ha mejorado respecto a los bajos niveles de sequía, su recuperación ha sido lenta.
Por su parte, la presa Valle de Bravo, otra fuente vital para el sistema, se encuentra con un 47% de llenado, almacenando 187.234 hectómetros cúbicos, también mostrando una recuperación parcial tras haber caído por debajo del 10% en la temporada seca.
Además de Valle de Bravo, la presa Huapango, ubicada en el municipio de Timilpan, se reporta con un nivel preocupante del 40% de capacidad.
A pesar de las lluvias, su recuperación ha sido más lenta que la de otras presas en la entidad. Estos niveles bajos representan un reto para el abastecimiento de agua a las zonas que dependen de estos recursos.
Aunque algunas presas siguen rezagadas, otras han registrado niveles positivos. La presa Madín, por ejemplo, ha alcanzado el 139% de su capacidad, lo que ha llevado a las autoridades a implementar un programa de desfogue para evitar desbordamientos.
En conjunto, las principales presas del Estado de México han mejorado sus niveles de almacenamiento, pasando de 610.219 a 635.776 hectómetros cúbicos.
Sin embargo, el lento avance en las presas clave del Sistema Cutzamala sigue siendo motivo de preocupación para garantizar el suministro de agua en la región.