Octubre es el mes del tradicional pan de muerto, esa deliciosa pieza con sabor a naranja, masa suave y azúcar espolvoreada que nos acompaña durante la temporada de Día de Muertos.
Sin embargo, muchos amantes del pan enfrentan el desafío de mantenerlo fresco y sabroso por varios días, especialmente quienes compran varias piezas para disfrutar a lo largo de la semana.
Para mantener el pan en óptimas condiciones, es importante evitar ciertos errores frecuentes. El primer gran error es guardarlo en una bolsa de plástico. El pan es higroscópico, lo que significa que absorbe humedad del ambiente.
Si se guarda en una bolsa impermeable, la humedad se acumula, haciendo que el pan pierda su textura crujiente e incluso favoreciendo la aparición de moho.
Otra práctica incorrecta es almacenar el pan en lugares expuestos a corrientes de aire, ya que esto hace que se seque y endurezca.
También es un error cortarlo en rebanadas para guardarlo, pues esto acelera el proceso de secado. Si deseas conservarlo por más tiempo, la mejor opción es congelarlo envuelto en aluminio o dentro de un recipiente hermético.
Para prolongar la frescura del pan, las bolsas de papel son la mejor opción.
Este material poroso permite la entrada de aire, lo que ayuda a mantener la textura crujiente y evita que se humedezca. Otra alternativa es usar bolsas recubiertas de parafina o papel encerado, que algunas panaderías utilizan para evitar que el pan se seque rápidamente.
Aunque estas opciones son efectivas, ninguna puede evitar que el pan se endurezca o desarrolle moho con el paso del tiempo. Por ello, la recomendación es comprar solo la cantidad de pan que se consumirá en pocos días y siempre revisar su estado antes de comerlo para evitar riesgos de salud.