Los niños son inquietos por naturaleza; aman descubrir, jugar, reír y enojarse. Si conoces a niños con estas características, tienes a un pequeño feliz que disfruta descubrir el mundo.
Por otro lado, estas características de libertad y crecimiento, han generado algo llamado “niñofobia”, el cual ha llevado a muchos lugares a prohibir la entrada con niños y generar un ambiente exclusivo para adultos lejos de la presencia infantil.
Este tipo de movimiento está teniendo mucha repercusión en Estados Unidos y Reino Unido, lo cual nos invita a reflexionar sobre una cuestión algo compleja: ¿Se nos ha olvidado ya lo que es la infancia?
Los niños lloran por hambre, por cansancio o por fastidio y lamentablemente tenemos la idea de que cada que un pequeño llora, es porque la mama no lo atiende como debe o simplemente que el pequeño tiene una mala crianza.
Cada niño tiene su personalidad y su forma de interactuar en sus contextos más cercanos. Los hay más inquietos y los hay más tranquilos, pero ello no es siempre el resultado de la educación que les dan sus padres.
Es indispensable volvernos más empáticos cuando viajamos y sabemos que compartiremos espacio con un bebé. En serio, calmarlos es todo un reto y se requiere mucha paciencia (incluyendo la tuya).
Los niños desean tocarlo todo, experimentar, sentir, reír, aprender… Si les obligamos a callar, a no llorar, a hablar bajito y a no moverse de la silla, lo que tendremos en realidad son criaturas temerosas que no se atreverán a explorar.
La infancia es ruidosa por naturaleza. No hace falta más que pasar por una guardería o un centro de primaria a la hora del recreo para recordar lo que es ser niño.
Con información de SDPnoticias.com
http://www.sdpnoticias.com/estilo-de-vida/2016/09/21/ninos-felices-son-ruidosos-inquietos-revoltosos-y-alegres