Julian Assange, fundador de WikiLeaks, pone fin el día de hoy a una saga legal de más de una década con el gobierno de los Estados Unidos, el cual lo acusaba del delito de espionaje por divulgación de información confidencial para la defensa nacional estadounidense.
Los últimos cinco años, Assange los ha pasado en la prisión de Belmarsh en Reino Unido, resistiéndose a su extradición a los Estados Unidos donde habría enfrentado hasta 18 cargos penales.
El pasado lunes 24 de junio, Assange salió de la prisión británica siendo puesto en libertad bajo fianza por el Tribunal Superior del Reino Unido, y fue trasladado a Saipán, Islas Marianas del Norte, territorio estadounidense, para llevar a cabo una audiencia.
El fundador de WikiLeaks desconfió del gobierno estadounidense para atreverse a pisar el territorio continental del país norteamericano, además de argumentar que, logísticamente, sería lógico realizar la audiencia en las islas por la cercanía con su país natal, Australia, al que presuntamente volvería.
En lugar de los múltiples cargos por los que los fiscales estadounidenses querían juzgar a Assange tras la publicación de documentos confidenciales en 2010, el fundador de WikiLeaks simplemente se declaró culpable de haber violado la Ley de Espionaje por alentar a fuentes a propiciar información clasificada, algo que siempre aseguró que hizo en simple labor periodística.
Assange fue condenado a 62 meses de prisión, pero debido a que es el tiempo que pasó encarcelado en Reino Unido, recibió crédito por ello y no pasará nada de tiempo bajo custodia estadounidense, lo cual le permitirá regresar a su país natal, Australia.
La noticia fue celebrada por los familiares de Assange, por el sitio WikiLeaks bajo la actual dirección del periodista irlandés, Kristinn Hrafnsson, y por los defensores de la libertad de prensa y expresión, entre ellos el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.