La sal, ese condimento esencial en la cocina pero también ha sido también protagonista de una de las supersticiones más arraigadas en la cultura popular, pues se dice que derramar sal por accidente es un presagio de mala suerte, una creencia que se remonta al Imperio Romano, donde la sal era un bien escaso y valioso,¿pero qué hay detrás de ello?, aquí te contamos más.
El origen de esta superstición se encuentra en la antigua Roma, donde la sal, debido a su escasez, era un bien precioso que se intercambiaba a través del trueque, por lo que derramarla era considerado un acto desafortunado como un desperdicio de un recurso valioso.
Por otra parte, culturas como la egipcia, asiria y griega le daban un significado especial al derrame de sal, realizando rituales para liberarse del mal augurio, así que el gesto de echar sal por encima del hombro izquierdo buscaba “cegar al demonio” que se acercaba por detrás.
Así mismo, a lo largo de los siglos, la idea de que derramar sal trae mala suerte ha persistido en Europa y América Latina. Esta superstición se alimenta de antiguas creencias que sugieren que los espíritus malignos están al acecho, listos para entrar en nuestras vidas ante cualquier señal, como podría ser el acto de derramar sal.
Se dice que para contrarrestar la mala suerte al tirar sal por accidente, se recomienda esparcir un poco de sal por detrás del hombro izquierdo ya que con esta acción se busca enmendar el supuesto llamado al diablo o prevenir sucesos negativos.
La acción de derramar sal no solo ha sido objeto de supersticiones, sino que también ha sido representada en obras de arte, como en la Última Cena de Leonardo da Vinci, donde Judas Iscariote derrama sal, simbolizando infortunio.
En contraste, culturas como la china y japonesa ven a la sal como un símbolo de buena suerte. En China, se cree que ahuyenta a los fantasmas, mientras que en Japón, se utiliza en el teatro para evitar las malas acciones de los espíritus.
Aunque nada de esto está comprobado por la ciencia o el método científico, son creencias que han pasado de generación en generación y más allá de las supersticiones, sí se sabe que la sal ha tenido un papel ceremonial en muchas culturas y religiones del mundo, desde su uso en sacrificios y ofrendas hasta su simbolismo de purificación y protección, por lo cual sigue siendo un elemento fundamental en prácticas religiosas y rituales, demostrando la profunda conexión entre este mineral y el espiritualismo a lo largo de la historia.